Si hay algo que sirve de nexo al Málaga y al Espanyol, más allá de haber tenido propietarios extranjeros que no supieron gestionar bien los clubes, es la figura de Manel Casanova. Él fue el padre futbolístico de numerosas generaciones de jugadores que llevaron éxitos y triunfos a ambas entidades. Muchos de ellos se encontrarán este lunes sobre el césped de La Rosaleda. Pero podrían haber sido más.
En la Costa del Sol se han marchado gran cantidad de los talentos a los que, con la inestimable ayuda de Francesc Arnau -ahora director deportivo del Oviedo-, y de entrenadores como Salva Ballesta o Manel Ruano, fue amoldando. Ahí están los Brahim, Samu Castillejo, En-Nesyri, Ontiveros, Iván Jaime o el madridista Hugo Vallejo. Otros son ahora activos malacitanos, canteranos que ya aportan. Se presentan como salvavidas para próximas temporadas: Luis Muñoz, Ramón, Ismael Casas, Cristo o Hicham son algunos de ellos.
Pero también hay otros a los que rescató del Espanyol cuando allí no los valoraron. Como Pablo Fornals, estrella del West Ham e internacional absoluto. Como Álex Mula, ahora en el Fuenlabrada. O, por supuesto, Sergi Darder, que hizo el camino de ida y vuelta para volver a Barcelona como jugador franquicia. Precisamente, el de Artá será una de los atractivos que tenga el encuentro de este lunes. También Fernando Calero, criado en la cantera malaguista, que ahora ejerce de general de la defensa espanyolista.
Ese nexo de unión que fue Casanova entre Málaga y Espanyol se reavivó, aunque no fuese un ‘producto’ de Manel, este verano con el traspaso de Keidi Bare al líder de Segunda. Si bien aún no ha entrado en los planes de Vicente Moreno como titular, lo mismo tiene su primera oportunidad en un escenario que conoce más que bien.
Habrá que esperar, primero, a la convocatoria, y después, a la decisión que tome el técnico.
