
El Pizarrón: El Málaga firma su partido más completo para derrotar al Andorra
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La vuelta a La Rosaleda supuso un soplo de aire en un Málaga que arrolló al Andorra y toca analizarlo en ‘El Pizarrón’. Cuando se juega en casa, todo sale. Las presiones funcionan. Las jugadas acaban en gol. Los rivales chutan a los palos. El partido ante del domingo es una masterclass de lo que son 90 minutos completísimos. Una primera parte soberbia por el planteamiento de Pellicer y una segunda que bordaron los jugadores.
El Pizarrón: Pellicer firma una masterclass táctica y el Málaga vuelve a volar en casa
Una primera parte de autor. Las entradas de Montero y Víctor parecían lógicas por el pobre rendimiento de Einar y Dani Sánchez en Butarque. Las de Darko y Dotor no, pero fueron claves en el plan. Dotor hizo de enlace entre el centro del campo y la zona ofensiva, algo que no suele hacer Rafa. Darko, por su parte, cubrió y liberó a Dani Lorenzo en defensa y aportó llegada en ataque. El plan inicial fue viento en popa. La presión del Málaga sin balón fue clave y con pelota, la construcción de juego fluida. El equipo de Pellicer no dejó jugar al Andorra y el planteamiento funcionó al pie de la letra.
En este punto entraron en juego los nombres clave. El primero, Larrubia, que lideró al equipo en ataque. 70 toques de balón, cuatro tiros, 5/9 en regates, nueve recuperaciones, 10/17 en duelos y un primer gol que significó su liberación personal. Por otro lado, Dani Lorenzo y Dotor fueron fundamentales para evadir la presión del Andorra mediante triangulaciones en salida de balón. El partido se marchó 1-0 al descanso, pero fue de milagro. El Málaga decidió mal en varias ocasiones de superioridad generadas por la presión y el Andorra mandó un balón doblemente al palo, además de la que salvó Rafita sobre la línea.
Segunda parte de equipo. La expulsión de Darko parecía cargarse el partido. Aún así, Pellicer reaccionó rápido con los cambios. Entraron al campo Juanpe, para juntar al equipo, y Lobete, para poder amenazar al espacio. El equipo se colocó en un 4-4-1 en defensa y un 4-2-3 en ataque. Además, hubo tres jugadores que levantaron al equipo. Juanpe fue el culpable de hacer que el equipo diera un paso adelante. Lobete, como se ha mencionado antes, fue el encargado de atacar el espacio. Pero quien más creció fue Rafita, que firmó un partidazo. 15 acciones defensivas, una salvada sobre la línea, 79 intervenciones y su participación clave en el segundo gol. Una gran triangulación con Chupe y Larrubia que permitió a Lobete pescar con la caña.
Los cambios y la defensa ganaron el partido. Desde el 2 a 0 el equipo se defiende bien, pero no consigue amenazar. El Andorra acaba la segunda parte con un 69% de la posesión y hasta 17 tiros, pero en ningún momento el Málaga llega a sufrir. Izan compactó el centro del campo, mientras que Eneko y Rafa amenazaron el espacio, ahí fue clave Lobete en los dos goles. Junto a Jauregi, entendieron los espacios y así llegaron los dos tantos malaguistas. Además, la defensa fue clave para la consecución de la victoria. Montero y Murillo hicieron un partido que, entre los dos, se resume en: 27 acciones defensivas, 10/17 en duelos, dos pases claves, 136 toques y solo 14 posesiones perdidas.
Un partido de equipo y de entrenador que vuelve a dar alas a una plantilla que no para de crecer. Con este subidón de energía el equipo debe mirarse a la cara y hacer un partido parecido fuera de casa. A partir de ahí, crecer y dar un paso adelante en la temporada para alcanzar el verdadero objetivo que había al inicio.
