Un partido difícil y con sabor agridulce. El Málaga sufrió en sus carnes lo que es un partido de inicio de temporada. Un encuentro de mínimos contra un equipo bien armado defensivamente y que te hace daño a balón parado. El conjunto blanquiazul pasó por muchas fases durante los 90 minutos frente al Eibar. Lució, falló, sudó y acabó sobreviviendo gracias al gol de Niño. Un choque sin muchos destellos individuales pero que sirve para asentar las bases del Málaga de la temporada 25/26.
El plan inicial. La duda existente estaba en la delantera. Adrián Niño se impuso a Chupete y partió como titular tras sus tres goles en pretemporada. A raíz de aquí nació el resto del once. Pellicer ya imaginaba el contexto del partido, con un Eibar bien cerrado atrás complicando el juego interior del equipo de Martiricos. Por ello salió de inicio Niño, que es superior a Chupete en el juego aéreo. También Víctor en el lateral, ya que sus centros fueron uno de los principales recursos para el equipo. Hasta 10 centros intentó el lateral, pero todos sin éxito. Sumado a esto, la titularidad de Lobete, ya que es un extremo que prefiere jugar por dentro para dar la banda al lateral. Así se construyó el once de Pellicer.
Examen sorpresa. A los 20 minutos con la lesión de Luismi, el técnico de Nules tuvo un examen complicado de resolver. Luismi, como pivote, completaba un centro del campo ideal. Un interior derecho, en este caso Izan, que juega a menos altura para cubrir al lateral derecho. Este gana mucha profundidad, ya que el extremo, Larrubia, centra su posición. El interior izquierdo, Carlos Dotor, sí sube su posición, ya que el lateral de su banda no gana tanta altura. Así juntas a lateral, extremo e interior para asociarse en izquierda y derecha. Con la entrada de Dani Lorenzo esto cambió, ya que Dotor comenzó a jugar en una posición menos natural y Puga sufrió a su espalda.
Idea de juego. Atraer con balón para superar. El Málaga conforma una salida con tres jugadores siempre, los dos interiores por delante dando opción de pase, los laterales dando amplitud y los mediapuntas por dentro para jugar en tres cuartos. La idea principal es juntar jugadores en una zona del campo y que el equipo rival presione. A partir de aquí, cambio de juego a la otra banda, encontrar superioridad y atacar. Esto se plasmó en los centrales. Álex Pastor (11/16) y Montero (6/16) fueron los encargados de desplazar al equipo. A pesar de lograrlo en gran parte del primer tiempo, el equipo estuvo fallón arriba.
Remontada a través de los cambios. Tras el gol del Eibar se cambió el sistema. Doble delantero. Se perdió el centro del campo a cambio de mejorar la presión y cargar más el área. El Eibar, que a pesar de defender con línea de tres centrales salía con dos, lo sufrió. Así llegó la acción del gol. Dani Lorenzo salta sobre Nolaskoain, que busca un pase atrás. Gracias a tener dos delanteros, ambas opciones estaban tapadas. El resto es historia. Adrián Niño puso el empate sin titubear. La formación con dos delanteros que dejó buenas sensaciones puede ser una opción interesante esta campaña.
Cuestiones a mejorar. Principalmente los duelos. El Málaga únicamente ganó 30 de los 81 duelos que disputó. Un 37% que hizo desangrarse al equipo blanquiazul y brillar a un Eibar que creció a través de Arbilla. Tarea muy a mejorar para Adrián Niño (1/12). Asimismo, los centros es otra faceta clara a mejorar. Si vas a usar los balones al área como arma, no puedes cerrar el partido con un 4 de 21. Y por último, las pérdidas de balón. Víctor (17), Montero (13) y Herrero (12) hicieron más difícil la construcción de juego.
El primer partido nunca es fácil. El Málaga rasca un punto de un partido que se decidió en acciones puntuales. Toca crecer a través de las bases sentadas y dar continuidad a la idea de juego. El equipo, de la mano de Sergio Pellicer, tiene la oportunidad de plasmar un juego atractivo y eficaz este curso.