El Pizarrón: La debilidad aérea condena al Málaga en una derrota dolorosa

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Foto: La Liga

De nuevo el Málaga vuelve a sufrir una derrota dolorosa. El equipo sufrió en un partido insípido ante el Burgos que cayó para los locales. Tras ponerse por delante con el gran gol de Dani Lorenzo, el gran arranque se difuminó. Una primera parte dividida y una segunda mitad con un corte de conexión condenaron al equipo de Pellicer. Los goles encajados noquearon al equipo que no fue capaz de levantarse mediante su juego.

Dos Málagas, una primera parte. El Málaga firmó un buen inicio. Con la presencia de Dani Lorenzo y Rafa en el XI el plan era claro. El ’22’ más cerca de la base y el sevillano arriba para morder. El equipo comenzó robando arriba, encontrando el apoyo del compañero y acabando todas las jugadas. El gol, el ejemplo perfecto. Tras esto, hubo un tramo de 10 minutos que asentó al Málaga, pero duró poco. El Burgos se hizo con la posesión de la primera parte (54%) y encontró a Fer Niño y Kevin Appin. Cuatro faltas recibidas y tres respectivamente por los jugadores locales. Y ahí el equipo blanquiazul abusó de la falta táctica.

Así nació el gol del empate, de un centro lateral tras falta. El Burgos abusó del envío al área, consciente de la debilidad del Málaga en los duelos aéreos. El equipo de Martiricos es el peor equipo en los envites en el aire con un 38%, mientras el Burgos destaca con un 57%. 10 centros colgó el Burgos buscando las cosquillas. En la acción del gol, tras el inesperado centro al primer palo, es Chupete quien debe corregir, pero llega tarde. Después de esa acción, el Málaga desapareció de la primera parte.

Buena reacción, malos cambios. Con el cambio de Jokin por Dani Sánchez el Málaga mejoró, pero hubo decisiones extrañas. Larrubia paso a la banda izquierda intercambiándose por Lobete. Posición poco familiar para un ’10’ que estuvo perdido toda la segunda parte. Aún así, el equipo de Pellicer se encontró con balón y, sobre todo, defendió mejor, pero sin crear ningún peligro.

El resto de cambio descolocaron definitivamente al equipo. Primero la entrada de Dotor por Lobete que desplazó a Rafa a banda. Eso generó un tramo de 10 minutos de asimilación por parte del equipo que acabó con las entradas de Jauregi y Dorrio, que terminaron de sacar al equipo por completo del partido. La segunda parte del Málaga fue pobre: dió 30 pases en último tercio que se transformaron en tres tiros (solo una a puerta), se completaron solo tres regates, se ganó solo el 37% de los duelos y se cerró con un 0/10 en centros.

La acción del gol. Hay que repartir responsabilidades. Lo primero decir que es una buena acción por parte del Burgos. Insistió en los centros, siguió la segunda jugada y cargó el palo largo. Pero el Málaga también tiene su culpa. En primer lugar ser permiten hasta dos centros con comodidad. Tras ello, Dorrio no sigue a su hombre hasta el final de la acción, que es quien acaba anotando el gol.

Acción del segundo gol del Burgos. Imagen. YouTube La Liga.

En la jugada del gol hay hasta seis jugadores del Málaga defendiendo a tres atacantes locales. El segundo señalado es Jokin, quien confunde marcas y defiende al mismo jugador que cubría Einar. Esto le hace estar lejos de su zona, el segundo palo. Doble fallo para el lateral, que ni identifica su marca, ni tapa su zona de defensa. Por último, el remate. A pesar de ser cercano, es flojo y centrado. Ahí hay que pedirle más a Herrero. Es un remate que la temporada pasada hubiese despejado sin dificultad. Una acción, con hasta tres señalados y una concatenación de errores que condenaron el partido a la derrota.

La próxima visita podría ser la más difícil de la temporada. La mala dinámico unido a los fallos de concentración colocan al Málaga en una situación complicada, tanto en el campo como en la tabla. Pellicer deberá tocar piezas y hacer un reset mental de cara el partido frente al Racing para conseguir que el equipo se parezca al de la pretemporada.

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