El partido que firma en Málaga en Leganés es de esos que cuesta analizar, sobre todo por el juego que ofreció el equipo blanquiazul. Una primera parte floja, pero hasta cierto punto salvable por el contexto. Y una segunda mitad terrible sin capacidad de generar, marcar y sobrevivir ante un rival que no mostró su mejor cara. El partido del domingo mostró las debilidades del Málaga y ninguna fortaleza de un equipo que necesita mejorar mucho.
Una primera parte… ¿sin plan B? Pellicer alineó a los once jugadores que vencieron al Deportivo, incluso dejando a Montero en el banquillo. El técnico hizo hincapié durante la previa del partido de la importancia de los primeros minutos del encuentro, y estos acabaron decidiendo el partido. Ya en la primera jugada del encuentro es Diego García quien cae a la espalda de Dani Sánchez para dañar, aunque esa jugada acabó sin peligro. A la segunda fue la vencida. Un salto a la presión del lateral izquierdo que no recuperó su posición generó un latifundio en la retaguardia. Galilea intenta cortar la jugada como pollo sin cabeza y no es certero. Esto deja a Juan Cruz con 35 metros de carrera hasta llegar a línea de fondo. Una vez ahí, el malagueño es capaz de encontrar a Diego García solo entre cinco defensas blanquiazules. Inadmisible.

Tras el gol, el Málaga se impone con una posesión estéril (definido así por el propio Sergio Pellicer). Más allá de la ocasión fallada por Larrubia en el minuto 11, que habría cambiado el partido por completo, el equipo malaguista solo chutó dos veces a puerta en la primera parte. El único jugador que fue capaz de dar un paso adelante fue Juanpe, quien rompió líneas y generó ante un Leganés que defendió cómodo en un bloque medio-bajo aprovechando la amenaza de Duk y Juan Cruz a las espaldas.
Un tramo de reacción. Los cambios al descanso dieron un soplo de aire fresco, pero nada más lejos de la realidad. Izan cumplió con balón pero sufrió sin. Jauregi tocó cinco veces el balón y tres fueron en campo propio. Al menos, Dani Lorenzo se sumó a Juanpe y consiguieron, entre los dos, subir la altura del equipo, aunque sin recompensa. No fue hasta el minuto 61 que el equipo hizo su primer tiro a puerta de la segunda parte. De nuevo una ocasión clara de Larrubia, en este caso tras una gran acción individual de Juanpe. Este fallo significó el fin del dominio malaguista. Los cambios mejoraron al Leganés y así llegó el segundo. Un centro, de nuevo sin incomodar por el Málaga, dejó a Álex Millán rematar solo. Se le vieron todas las costuras al ’23’ como central, que no fue capaz de referenciar al delantero.
Un final indigno. Los minutos finales fueron los finales. Los cambios llegaron tarde, muy tarde. Además, con dos a cero abajo entra al campo Darko, en vez de un perfil ofensivo como Dotor u Ochoa. La única nota positiva fue un Haitam que salió con muchas ganas y que en apenas 10 minutos tocó 13 veces el balón. Para rematar, el equipo chutó solo tres veces a puerta en la segunda parte necesitando remontar. Ni si quiera el último remate de Lobete, sin portero, pudo sumar el gol de la honra.
El equipo firmó un partido doloroso tanto en el resultado como en el juego. Lejos de La Rosaleda, al equipo no se le reconoce. No brega, no lucha y no es capaz de generar ninguna ventaja que le acerque a la victoria. De cara al partido contra el Andorra toca mejorar y cambiar ciertas situaciones que no cuesten puntos cada jornada.