El tren de Primera habla mallorquín (1-0)

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El tercero de los tres cerditos reside en La Rosaleda. El conjunto malaguista ha vuelto a hacer de Martiricos su centro de operaciones inexpugnable. Un tanto de Brandon en la primera mitad, acompañado de un buen criterio a la hora de mantener el resultado, han sumado los 3 puntos para un Málaga CF incontestable. El tren de Primera habla mallorquín a través del ariete malaguista.

La primera mitad comenzó con un empuje a los que ya acostumbran los pupilos de José Alberto. Disciplina, orden y trabajo, como si de la mili se tratara. Sobre esos pilares se sustenta el equipo dirigido por el asturiano. Quizás sin merecimiento ofensivo llegó el tanto de Brandon. Una diagonal desde el costado izquierdo supuso el penalti que pondría la ventaja en el electrónico. Slalom, caño a Aitor Sanz, y a los 11 metros. Un gol de tesón, como todos los del mallorquín, que lo aúpa a la cifra de 3 tantos este curso.

A partir de ahí, el piloto automático y la madurez se hicieron notar en el juego malaguista. Criterio en la salida del cuero, buen movimiento de balón de costado a costado, y una anulación de la pólvora chicharrera por parte de la zaga defensiva. Al descanso se llegaba con dominio total y absoluto por parte del club de Martiricos.

Una oda a la madurez fue la segunda mitad. A pesar de esa efervescencia del Tenerife, propia de un equipo que va por detrás en el electrónico, las batutas de Jozabed y Brandon guiaron al club de la Costa del Sol. Por aquí y por allá, escondiendo y asomando el balón, volvieron locos a la zaga tinerfeña. No obstante, el guion del encuentro parecía ser el mismo de siempre. El de no saber cerrar los encuentros se cernía sobre La Rosaleda.

Así fue. El desenlace de siempre en el feudo, aunque con algo más de experiencia. Los de José Alberto manejaron los tiempos, no entregaron el testigo, y supieron llegar al final con la ventaja. La historia interminable se prolonga en el templo blanquiazul.

2 COMENTARIOS

  1. A Dios gracias. Un paupérrimo Gol de penalti nos bastó en esta ocasión. Salimos vivos en la primera parte de milagro. Cuatro llegadas y cuatro remates con peligro del Tenerife que esta vez no nos penalizó. Entregamos el balón al Tenerife los 20 últimos minutos y encerrados atrás. Al borde del infarto. Los cambios muy tarde como siempre con jugadores agotados provocando perdidas de balones y fallando pases fáciles. Esta vez salimos vivos.

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