
Luca Sangalli se marcha «sin la típica carta cutre de despedida»
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El Málaga CF ha anunciado en la mañana de este lunes que Luca Sangalli deja de ser jugador de la entidad blanquiazul. El jugador con pasado en la cantera de la Real Sociedad se convierte en el segundo jugador que rescinde su contrato en este mercado de verano. Sangalli se une a Juan Hernández en el episodio de jugadores que rompen su vinculación con el conjunto de Martiricos. El pasado viernes, Radio MARCA Málaga adelantó que el Málaga CF y su dirección deportiva estaban negociando para llegar a un acuerdo en la rescisión con Sangalli. Finalmente, el jugador ya es pasado del equipo malaguista después de aterrizar en 2023 para encarar la temporada de Primera Federación. Tras el anuncio oficial por parte del club, el futbolista ha decidido agarrar la pluma y dedicar una emotiva carta a corazón abierto ante el malaguismo.
«Hoy pongo final a mi etapa como jugador del Málaga. Una etapa dura, exigente, difícil. Pero también bonita, gratificante e inolvidable. No han sido las temporadas que soñé cuando me decidí a venir a esta maravillosa ciudad. Soñaba con disfrutar y hacer disfrutar, con poder aportar el máximo desde dentro del terreno de juego, de ser parte activa de un grande como el Málaga.
No pudo ser, no he sido capaz. He vivido esa cara cruel del fútbol, esa gran desconocida, la que no se ve por la tele. Esa lucha continua contra el síndrome del impostor. Por mucho que sepas que tu labor en el equipo también es fundamental aunque no juegues, por mucho que des todo de tu parte por mejorar y ayudar al equipo, tu cabeza no ceja en su empeño de poner en duda constantemente tu valía. El agradecimiento y reconocimiento de los compañeros y familia, esos que son conocedores de tu trabajo del día a día, es ese sostén que te hace perseverar.
“Ecce beatificamus eos qui sustinuerunt (aquí, honramos a aquellos que perseveraron), como reza la Divina Pastora de Málaga. Me voy con la conciencia tranquila. Triste, dolido, jodido. Por haber fracasado, por no haber aprovechado las oportunidades. Pero con la conciencia bien tranquila y la certeza de haber puesto todo lo que estaba en mi mano. He defendido con el alma los colores blanquiazules cada vez que he vestido la camiseta malaguista. He aprendido realmente lo que conlleva ser profesional, darle valor a los detalles. Los sacrificios diarios, cuidar la nutrición, potenciar mis capacidades físicas. He mejorado como futbolista, pero no ha sido suficiente.
Vine siendo un chaval y me voy siendo padre. Me quedo con los buenos momentos vividos, que los ha habido y muchos. Con la buena gente con la que he convivido estos años. Con el sufrido ascenso y la solvente permanencia. Con las noches de La Rosaleda, los recibimientos, celebrar una victoria con nuestra gente al ritmo de la gitana, los desplazamientos fuera de casa y la pasión de una ciudad con su equipo. Estoy tremendamente agradecido y orgulloso de haber formado parte de este club. De todo el cariño y el apoyo que he recibido dentro y fuera del campo. Es difícil jugar como local en La Rosaleda, pero más difícil es, y lo se por experiencia, hacerlo como visitante.
Echaré de menos Málaga, la bombonera, la flor de la costa del sol. Ir cada mañana a La Rosaleda con la ilusión del primer día, entrenar con mis compañeros, las tertulias en la sala de fisios, las comidas en familia. Echaré de menos la ciudad y sus gentes, su gastronomía y su salero, su cultura y su clima, a veces. No es la típica carta/plantilla de despedida impersonal y cutre que probablemente debería haber escrito, pero es la que me apetecía escribir y compartir.
Un malaguista y bokeron, de corazón, para siempre«.
