Una herida abierta diez años después

Una década después aun escuece el dolor y la injusticia sufrida en aquella noche de Dortmund. Muchos aficionados no han querido volver imágenes de aquel encuentro. Una cicatriz sin curar. Una herida abierta tras diez años de la puñalada. Hoy, 9 de abril, se cumple el aniversario de una noche en la que el Málaga pudo tocar el cielo en cuartos de final de la Champions League, pero que quedó apeado ante el equipo de Klopp que se benefició de los errores del infausto trencilla escocés Craig Thomson.

El Málaga hacía historia. Vivía los excesos de los cuentos de las mil y una noche en aquella campaña 2012-2013. Después, todo se derrumbaría, pero en aquel entonces ningún equipo andaluz había alcanzado una fase tan lejana en la Champions League. En la ida 0-0. Con sufrimiento, pero los Toulalan, Joaquín, Baptista, Isco, Duda, Camacho, Willy Caballero y compañía acudían al Signa Iduna Park. Un infierno amarillo. Es imposible olvidar su mítico tifo de aquella noche.

Era fuera de juego (doble).

💔😢 La noche negra. La vuelta en Dortmund. #InformeEuroMálaga pic.twitter.com/XxCbM2HIiH

— Informe Plus+ por Movistar Plus+ (@InformePlus)

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La historia, conocida por todos. En la vuelta, Eliseu adelantó a los de Pellegrini, también andaba en fuera de juego, y otro de Joaquín pusieron un 1-2. Reus, a falta de un minuto para el final le daba algo de suspense, también en posición dudosa, pero el Málaga coqueteaba las semifinales. A partir de ahí, el show de Thomson y el robo histórico que copó no solo portadas locales.

La noche más triste en la historia del Málaga CF.

Fue un descuento eterno. Para más dolor, el gol que nunca debió subir al marcador. La secuencia grabada, por desgracia, a fuego en el malaguismo. Un centro al área con hasta cuatro jugadores alemanes en fuera de juego sigue su curso hasta que la pelota le llegó al brasileño Felipe Santana que la empujó en línea de gol. Otro escandaloso fuera de juego. Solo había un futbolista delante, Vitorino Antunes, con el meta argentino detrás. Ahí se acabó el sueño europeo y se inició una cicatriz que diez años después no se cura en ningún aficionado del Málaga.