EN BUSCA DE UNA IDENTIDAD

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Ayer se pasó fin a una temporada repleta de emociones, un carrusel visceral que alternó las caricias y él zarandeo hasta hacernos bordear la locura. Sueños, emociones y expectativas combinados con precisión en el cóctel de sabor amargo con que brindó el destino, en este curso que acaba de terminar. Estoy preocupado, nadie asume la responsabilidad del fracaso, nadie da explicaciones y a mi juicio la nave continúa navegando a la deriva. Pero lo que más me preocupa es que seguimos siendo un equipo sin identidad, un club anodino de esos que deja indiferente. Sé que estas palabras pueden provocar desconcierto, pues somos de las ciudades más bonitas de España, con un clima, una gastronomía y unas playas que rozan lo paradisiaco. Por no mencionar a la afición, la más tolerante, la más permisiva, la más pasional, de esas que sabe tocar el alma del deportista. 

 

¿Quiénes somos? ¿Hacia dónde vamos? ¿Cuál es nuestro destino a corto, medio y largo plazo? Son preguntas que deberían tener una respuestas clara. Me permito responderlas yo. Somos un club de segunda división, mediocre organizativamente, deficitario en lo económico y con mucho que aprender a la hora de relacionarse con su afición ¿Hacia dónde vamos? ¿Qué clase de club queremos ser? ¿A qué cotas debemos aspirar? En mi opinión, no vamos a ningún sitio, se vive al día, en la improvisación y así normalmente no se llega a buen puerto nunca. Y el fiel reflejo de esta pérdida de identidad lo vemos en la gestión de la cantera, nuestro activo más valioso y a la vez el más maltratado. ¿Le cabe a alguien en la cabeza que un club en nuestra situación no convierta su cantera en su mejor virtud?

 

Pero el amiguísimo, el enchufismo, las redes clientelares en su máxima expresión es un mal endémico de este club que ya hemos sufrido en anteriores etapas y que nos llevaron al lodo. Parece ser que es mas rentable  económicamente traer a un jugador de una liga extranjera de nivel menor, que darle la oportunidad a un canterano, “porque el canterano necesita una adaptación que el foráneo no”, nótese la ironía.  Aquí ya hemos demostrado la sapiencia futbolística a la hora de juzgar el potencial de los jugadores, véase casos como Junior o Loren ( los más recientes). Hoy finalizan contrato otra hornada de jugadores que con las oportunidades necesarias igual servían para insuflar aire al club o para no haber acabado con los huesos en segunda. 

 

Hoy los Deco, Alvaro o Gabri, por mencionar a alguno, forman parte del pasado malaguista y los veremos desarrollar su carrera en otros equipos. Algunos llegarán al primer nivel y entregarán sus réditos deportivos, profesionales a otros equipos con una identidad definida que sabrá sacarle el provecho que aquí, ni supimos ni quisimos. En cualquier estructura profesional, la identidad y el rumbo deben ser exactos para no vagar sin destino y a la deriva. Ojalá alguien aporte sensatez y nos defina cómo institución.