«¿A qué está jugando José María Muñoz?»

La noticia de la intervención judicial del Málaga CF fue recibida con una dosis de alegría y expectación por el malaguismo a partes iguales. He de añadir que, por lo que a mí respecta, sigo conservando la expectación pero empiezo a perder la esperanza en el administrador judicial.

 

José María Muñoz ha aplicado al primer equipo un ERE que, no por necesario en el fondo, ha dejado entrever una falta de tacto en las formas impropias de un club señor como debe serlo el Málaga CF. De paso, ha dejado a Manolo Gaspar, director deportivo, a los pies de los caballos, aunque este ya se gana él solito estar en esa tesitura. Al más rancio estilo del Senado de Roma, lejos de premiar a los futbolistas convertidos en legionarios en el “campo de batalla”, ha decidido traicionar por la espalda a los generales de la permanencia blanquiazul.

 

Han engañado a los futbolistas, a los que se les adeudaba cantidades de su ficha, y cuando estos han accedido a renegociar la deuda, no todos por cierto, lo que es un problema serio para la supervivencia de la entidad, el administrador ha comunicado el ERE. No conforme con ello, el administrador se está negando en redondo a buscarle una salida a la crisis económica del club pese a que Jamal Satli Iglesias ya le ha ofrecido varias opciones y por escrito.

 

Ello evitaría la salida gratuita de determinados futbolistas y, sobre todo, oxigeno para paliar los

graves problemas de la entidad de Martiricos. A expensas de la futura y obligada ampliación de capital de Nas Spain, tras el embargo de las acciones de Al Thani, los pequeños accionistas y Jamal tienen la posibilidad de tener mayoría en la sociedad de gestión del club blanquiazul.

 

Sabedores de que, si todo sigue su curso normal, el nuevo propietario de la entidad malaguista será el empresario hotelero, este le ha hecho llegar un escrito al administrador judicial donde se ofrece a paliar la grave situación económica malacitana. Prestaría al club la cantidad que necesitase mediante un préstamo participativo que les sería devuelto en el plazo que se acuerde y, en caso contrario, esa cantidad se convertirían en acciones del Málaga CF para Jamal o la sociedad de su grupo que concediese el préstamo.

 

Lo que se entiende mal es que, conociendo esta opción, José María Muñoz no la tenga en cuenta

en un momento de extrema gravedad para la supervivencia del club. ¿A qué está jugando el administrador? ¿Tiene la pretensión de quedarse en el Málaga CF con algún cargo directivo en el futuro y por ese

motivo obstaculiza las soluciones que se le ponen a su disposición? 

 

Pues debo decirle que, además de estar mal aconsejado, está poniendo en peligro un proyecto brillante y ambicioso para el futuro inmediato de la entidad costasoleña. Y como se suele decir, “quien avisa no es traidor”.

 

¡MEMORIA, COMPROMISO Y FE!, sobre todo esto último.