«Del infierno al Olimpo»

En la historia del Málaga CF hay jugadores que tienen el privilegio de compartir espacio en el Olimpo, ese lugar reservado solo para los elegidos. Pedro Bazán, Sebastián Humberto Viberti, Alberto Martín, Pablo Guede, Antonio Hidalgo, José Salomón Rondón, o Julio Baptista, entre otros muchos, tienen ganado ese lugar porque contribuyeron a goleadas imposibles de olvidar, a ascensos, a la clasificación para la Champions o la chilena más ‘bestia’ que sirvió para una remontada histórica. Todos ellos tienen la categoría de inolvidables por más años y por más generaciones que pasen. A partir de ahora, junto a estos dioses malaguistas, figura un chaval que por siempre será llamado por su nombre en diminutivo. Antoñito Cordero, un jerezano que llegó al Málaga procedente de la cantera del Betis y que todavía no alcanza la mayoría de edad, es el último malaguista en conseguir el gol más importante de la historia (hasta que llegue otro, claro está). Antoñito, con su gol, ha elevado al Málaga del Infierno al Olimpo. 

Si algo bueno ha traído esta experiencia maldita en la categoría de bronce, es el nuevo malaguismo que se ha engendrado. Nunca antes se había visto algo igual. Nunca antes un ascenso se había celebrado así. Nunca antes las lágrimas de derrotismo que corrían por las mejillas de los malaguistas a falta de cinco minutos para el final de la batalla de Tarragona, se transformaron en lágrimas de alegría por el ascenso a Segunda división. Nunca antes el malaguismo había dado tantas lecciones de cómo se siente a un equipo que suele dar más disgustos que alegrías. Hay que aprovechar esta corriente para hacer más grande al club y espero que desde las oficinas de La Rosaleda acierten.

Por otra parte, ahora que han pasado las celebraciones, me permito expresar una serie de reflexiones. A Pellicer, al que le tengo una gran estima, le aconsejo que es el momento de irse. Aprovecha el momento. ‘Pelli’ ha dejado al equipo en lo más alto a lo que se podía llegar, pero el ascenso no borrará las críticas hacia el mal juego del equipo, y se volverán a reproducir a la más mínima y con más crudeza.

Espero que el director deportivo, Loren Juarros, haya aprendido la lección y no vuelva a confeccionar una plantilla tan descompensada, con jugadores que no han aportado nada, y con un mercado de invierno nefasto. Sr. Juarros, menos mal que acertó por lo menos con el ‘Santo’ Herrero, pero no olvide que han sido los canteranos, todavía adolescentes, los que han salvado la temporada, hágaselo ver y no caiga en el error de vender como éxito de gestión el concurso de los chavales. 

Al director general, Kike Pérez, le pido que se deje ver de verdad. Adopte decisiones pensando en el malaguismo y deje de estar a la sombra del administrador judicial al que espero que le haya quedado claro que el ascenso no ha sido gracias a su gestión.n Sr. Muñoz, váyase por el bien del Málaga.

Me dirijo con una pregunta a Blue Bay, ¿a qué esperan para dar señales de vida?, y sobre el jeque al Thani ojalá los juzgados actúen de una vez y sea borrado del malaguismo. Den paso a nuevos proyectos que están interesados en la compra del club, después el tiempo dirá.

PD: a los buenos aficionados del Nástic les deseo suerte en el futuro, a los que se dedican a jugar con trampas, artimañas, juego sucio, esconder balones, ir a la caza de Roberto, a los que amenazan de muerte al árbitro del partido, y barbaridades semejantes, solamente decirles que tienen su merecido y acabaron con un final tan cruel que supera hasta el mejor guión de película. Por cierto, no olvidemos el nombre del árbitro Eder Mallo Fernández, y el de sus auxiliares, porque, además de un arbitraje justo, no se dejaron amedrentar en Tarragona. Sr. Mallo Fernández, cuando usted y sus compañeros vengan en el futuro a La Rosaleda, se merece una ovación de las que dejan huella. Es usted, con mayúsculas, UN GRAN ÁRBITRO.

José Manuel Velasco

Redactor Onda Cero Málaga