Más allá de opiniones, críticas, elogios o adjetivos calificativos a favor o en contra de la gestión del Málaga CF SAD, en mi corazón y en mi cabeza la institución siempre estará por encima. El club y su afición representan una unión indisoluble en torno a un escudo y unos colores que nos identifican a todos y que nos hacen cabrearnos, enfadarnos, dejar a la familia en una sobremesa para irnos a ver nuestro equipo e incluso disfrutar en ocasiones con nuestros futbolistas y el cuadro técnico cuando ganan.
Todo ello ha creado una historia de emociones, sentimientos incomprensibles para quienes no sienten lo mismo que nosotros, alegrías o decepciones, pero todo ello vivido con la intensidad de la taquicardia futbolística y el convencimiento de una unidad familiar entre todos nosotros inalterable. Porque el malaguismo nunca se va para siempre, porque siempre vuelve en las duras y en las maduras.
El nuevo Málaga CF SAD debe de nacer hoy en La Rosaleda, mitad porque no nos queda otra, mitad porque es lo que sienten las casi 30.000 almas que en lugar de irse a la playa, o con la familia a almorzar, o al cine, o al centro y la calle Larios o de acampada, estarán en las gradas blanquiazules para apoyar a sus futbolistas y llevarlos en volandas para ganar al Cartagena.
Y lo harán desde mucho antes que comience el partido, con un recibimiento de final de Champions League, gracias a la convocatoria de la Grada de Animación, porque para nuestros colores las finales que nos quedan de aquí al final de la temporada son mucho más importantes.
Seguir vivos en el fútbol profesional español es mucho más importante que cualquier título europeo que se pueda ganar incluso el de ‘la orejona’. Da igual como marche el marcador durante el partido, hay que animar en todo momento para que cuando finalice el envite los tres puntos estén en el zurrón costasoleño y no en el de los cartagineses.
Sergio Pellicer y los futbolistas tienen una gran responsabilidad deportiva, pero sobre todo tiene una responsabilidad con su afición, con nosotros, con este escudo, con la camiseta que representan y en una palabra con MÁLAGA y los malaguistas.
En nuestras oraciones un abonado histórico del club, Antonio Mayorga Trujillo, que se nos fue días atrás con 93 años, q.e.p.d., padre de nuestro fiel oyente Juan Carlos y que fue socio toda su vida del club malacitano. Seguro que desde su tribuna celestial apoyará al Málaga CF de su alma como lo hizo siempre desde las gradas malacitanas.
El nuevo MÁLAGA CF SAD NACE HOY DE NUEVO, que nuestras santas imágenes de la brillante Semana Santa malagueña, si obviamos el recorrido oficial, nos amparen, se gane al Cartagena y se pongan desde ya los cimientos de la permanencia.
¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo esto último.
Esperemos que hoy no sea un nuevo y definitivo mazazo. A muerte hoy con mi Málaga.