Quizás pertenezca a las “rara avis” de españoles que aún creemos que España es un Estado de Derecho y que, al igual que la separación de poderes es fundamental para que exista una democracia plena, confiar en la Justicia como ciudadano me parece inalienable y es un derecho de cualquier demócrata. Por lo tanto, a raíz de la noticia del caso VERA, adelantada en primicia por los compañeros de Málaga Hoy, respecto a la implicación del actual administrador judicial del Málaga CF, SAD, José María Muñoz, intentaré ser lo más claro y respetuoso posible, pese a que el cuerpo me pida otra cosa distinta a mi cabeza.
Es una obviedad que no soy dudoso respecto a mi opinión sobre la gestión de este señor en el club malacitano, y además soy contundente respecto a sus formas de proceder, quizás en muchas ocasiones más que en el fondo de ellas. Eso sí, de un tiempo a esta parte, en cualquier caso, creo que es manifiestamente mejorable y que dirigir un club o una empresa por la vía del miedo, en lugar de hacerlo con empatía o con el diálogo mínimo imprescindible, es un gravísimo error. Sin embargo, sigo pensando que la presunción de inocencia para cualquier ciudadano español es sagrada, y ello incluye al señor Muñoz con todas las de la ley.
Es más, la figura de investigado (o imputado hasta hace poco tiempo) es, en realidad, la primera del derecho de defensa de toda persona ante un juez. Sin ella no sería posible un juicio justo ni el investigado tendría derecho alguno a defensa con un letrado. Por otra parte, pese a las graves imputaciones del juez del caso GRUPO VERA sobre la persona de José María Muñoz —entre otras, presunto colaborador necesario para perjudicar gravemente la contabilidad de la sociedad en concurso y a los acreedores de la misma, con quebrantos en ventas por debajo de su precio de propiedades, maquinarias y otros bienes—, todo ello deberá demostrarse en un juicio justo, que luego será o no condenatorio.
Sí, porque puede ocurrir perfectamente que la judicatura entienda que todo aquello que le parezca condenable y éticamente reprobable a una mayoría de ciudadanos no tenga, sin embargo, base legal condenatoria, y por lo tanto el señor Muñoz quede libre de cualquier responsabilidad. Ahora bien, la DIGNIDAD y la ÉTICA son diferentes a los tiempos de la Justicia, y sería más que conveniente que su señoría, la magistrada María Ángeles Ruiz, cesara de sus actuales funciones al administrador judicial del Málaga CF, SAD. O, en su defecto, que José María Muñoz dimitiese por ética y dignidad. ¿Puede un club intervenido judicialmente casi seis años permitirse tener un máximo responsable del mismo con estas acusaciones sobre la mesa?
ROTUNDAMENTE NO.
El juez del caso GRUPO VERA, la magistrada Ruiz, ha decidido tutelar o intervenir las cuentas bancarias del señor Muñoz, pues se le vincula presuntamente como colaborador necesario para el expolio de unos 100 millones de euros en bienes de la propia constructora. En estas condiciones, su deber, señora magistrada, es cesar en su actual cargo al administrador judicial del club malacitano. No creo que la afición malaguista y la propia entidad malacitana se merezcan un máximo dirigente al frente de la nave blanquiazul en esas circunstancias. La jueza del caso Al Thani, cuyas repercusiones penales y responsabilidades jurídicas son gravísimas para el propio sheikh, así como para sus hijos, no debería permitir que el señor Muñoz siga al frente de la nave malagueña tal y como están las cosas para él.
Por cierto, las autoridades que representan a nuestras instituciones, ¿van a seguir yendo al palco del estadio de La Rosaleda para sentarse al lado de Muñoz con los presuntos delitos de los que está imputado por el juez del caso GRUPO VERA?
Respecto al encuentro jugado por el Málaga CF en Leganés, más de lo mismo en la presente temporada, dejando la sensación de que el triunfo frente al Deportivo de La Coruña fue más un espejismo que otra cosa. Sergio Pellicer no fue capaz de conseguir que el equipo reaccionase al tempranero gol encajado, y los futbolistas, una vez más, fueron incapaces de levantarse frente a la adversidad. 4/21; puntaje de descenso de categoría seguro si no se endereza el rumbo.
Y aquí vuelve a servirme lo que siempre digo: si hubiese una propiedad y el club no estuviese intervenido sine die sin ningún motivo, Pellicer y el director deportivo, Loren Juarros, ya habrían sido cesados de sus cargos. En definitiva, ni el malaguismo, ni el club, ni las instituciones malagueñas se merecen el quinario por el que está pasando, institucional y deportivamente, la entidad con mayor relevancia de la capital de la Costa del Sol, cuya máxima responsabilidad recae en la magistrada María Ángeles Ruiz.
¡MEMORIA, COMPROMISO Y FE! Sobre todo esto último.