El Málaga CF hizo de Papá Noel para el Almería…

El día de la Inmaculada Concepción de María, mi madre Rosa habría cumplido de seguir con nosotros 85 años de edad, el malaguismo no pudo celebrar en este puente festivo un triunfo más que merecido frente a la Unión Deportiva Almería. Tengo que confesarles que yo lo llamo puente festivo porque ya me da vergüenza denominarlo de la Constitución, con la que está cayendo en nuestro país en términos de política de Estado, denominarlo como hasta ahora no deja de ser un insulto a la inteligencia. Pero volvamos al fútbol que al menos nos entretiene, nos apasiona y nos hace sentir unos colores y un escudo como ninguna otra cosa en la vida.

La realidad es que nuestro Málaga CF tiene muchas cosas buenas en el actual plantel, empezando por su entrenador y siguiendo por un vestuario que tiene alma propia y un corazón inmenso que demuestran en cada partido sus futbolistas. Sin embargo, tiene otras muchas carencias de nivel competitivo sobre el terreno de juego que en determinados encuentros pesan como una losa para lograr el objetivo final, que no es otro que la victoria.

Lo fácil sería culpar hoy a Víctor García, el lateral izquierdo que cedió un córner absurdo e infantil cuando el envite languidecía que al fin y a la postre sirvió para que los almerienses empatasen el encuentro. Víctor estuvo mal como en otros envites ayer, sólo Sergio Pellicer sabe porque juega antes que otros compañeros, la siguiente pregunta ya es más complicada. ¿Tiene el de Nules algún jugador mejor que pueda suplir a este lateral izquierdo tan irregular y que no da seguridad alguna por su carril?. Lo difícil es apuntar a otras causa por las que los malacitanos ya se han dejado varios triunfos en el camino en la primera vuelta de la Liga Hypermotion.

Para empezar este equipo no tiene gol porque sus delanteros principales carecen de ello por lo que es un déficit que termina siendo una losa en cada encuentro para el buen desarrollo del objetivo de la victoria. Loren Juarros, director deportivo del club, no ha sabido encontrar lo más preciado que demanda el fútbol moderno que son los goles y los delanteros fichados no están dando la talla. Los malaguistas hicieron un partido brillante ante los almerienses pero insuficiente para ganarles porque una vez más en la suerte del gol no fueron capaces de definir ante la portería contraria.

Si a ello añadimos que el trabajo de Lobete es innegable en lucha, briega y esfuerzo pero que el señor no le ha llamado para la conducción del esférico con sentido y aún menos para dar el último pase orientado en condiciones a su compañero, pues será posible encontrar otro motivo que explique el empate en La Rosaleda. Porque frente a los de Rubí, el club de Martiricos tuvo hasta tres contragolpes que de haberse culminado con un pase adecuado de Lobete, habrían terminado en gol.

Sin embargo, eso no fue posible ayer entre otras cosas porque Lobete sigue jugando antes que Antoñito Cordero y eso señor Pellicer, penaliza al equipo y a sus posibilidades reales de victoria. Una pena porque los blanquiazules dominaron, contuvieron bien en defensa y por momentos fueron superiores a un equipo candidato al ascenso y que ayer no mereció ganar en La Rosaleda. Pero en esta categoría la falta de gol y los fallos defensivos se pagan caro y, por desgracia, esta temporada los de Pellicer están regalando demasiados partidos por inexperiencia o incapacidad del plantel para saber controlar los momentos decisivos de los envites, eso que llaman los eruditos de las pizarras futbolísticas “los tiempos del encuentro”.

Loren Juarros ha confiado el proyecto de esta temporada a buena parte de la plantilla que logró el milagroso ascenso en Tarragona, y los refuerzos junto a los que ya estaban la temporada anterior están realizando una más que aceptable primera vuelta aunque insuficiente para cerrar los partidos. Sea como fuere la realidad es que ayer a más de uno se le quedó cara de tonto, lo que contrasta con la intención de algunos de tomarnos el pelo y tratarnos como tales en la rueda del de prensa para explicarnos el Caso Horta.

¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo esto último.