«El malaguismo no merece estos despropósitos»

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Me decía un amigo tras la sorprendente victoria sobre el Deportivo que este Málaga no nos deja margen para saborear los buenos momentos. Los últimos acontecimientos le dan la razón.

Pellicer se agrandó tras ganar al Depor plantando cara a los dirigentes por fomentar rumores sobre su destitución si no ganaba. Cinco días después, reculó. ¡Qué falta de personalidad! Noto al técnico muy nervioso últimamente. El crédito de la afición se le acabó hace tiempo y solo las victorias le darían tranquilidad.

Luego vino el tema de la petición de la fiscalía de una orden europea de detención del jeque Al Thani y de sus hijos. Vuelta a la realidad de una intervención judicial que va para seis años y de la que, vergonzosamente, no se atisba el final.

Y, finalmente, la joya de la corona de los despropósitos. La justicia investiga a José María Muñoz (el mayor beneficiado de la administración judicial), por el denominado ‘caso Vera’. El Sr. Muñoz, al que aplicaremos la presunción de inocencia, debería apartarse hasta que este asunto se aclare, y ser sustituido por otro administrador. Él deja caer que no dimitirá y que está muy tranquilo, dicho lo cual, y si no tiene nada que temer, ¿por qué no acudió a Leganés cuando estaba previsto su viaje?

Mantengo que el Sr. Muñoz debía haberse limitado a su función administrativa y no asumir la representación del club. Ni falta que hace que viaje a Leganés, ni que figure en el palco presidencial de La Rosaleda porque su función siempre debió ser otra. Le toca a la jueza, María de los Ángeles Ruíz, tomar decisiones que eviten que el club se vea salpicado por los problemas de Muñoz.

Del partido en Leganés recordaré una anécdota que me contó el añorado Juan Cortés. Sus años en la gerencia del CD Málaga sirvieron para vivir innumerables momentos como el que me vino a la cabeza viendo el partido, concretamente en el minuto 4 con el primer gol del equipo pepinero y el retrato de Galilea y Dani Sánchez. Decía Juan que cierto entrenador malaguista anunció a sus jugadores la alineación diciéndole a cada uno el número que iban a lucir. Al finalizar, dos de sus futbolistas le dijeron que se había saltado el 7, a lo que el técnico respondió “para el primero que lo coja, los dos sois igual de malos”. Permítanme esta licencia para decir que hay integrantes de la plantilla actual, que encajarían a la perfección en lo que contaba Juan Cortés. El costado izquierdo defensivo del equipo es un coladero mientras un chaval recientemente llegado como Rafita, se faja en el lateral derecho con auténticos Miuras con actuaciones de mérito impropias de un chaval debutante. Lo peor es que el vestuario da la impresión de estar desunido, y sin control del entrenador.

Futbolistas que entran como relevo en el equipo son inoperantes. Jauregui no toca un balón (lo suyo con el gol es un despropósito), y Lobete muestra una inoperancia desesperante. Si Chupete y Rafa Rodríguez no ven puerta, no hay quien marque un gol. Otro despropósito lo representa que Juanpe (elogiable su profesionalidad y dignidad) ha pasado de defenestrado, a ser quien tire del carro.

Los fichajes no cuajan. Montero ha ido de más a menos; Dotor no ha aprovechado las oportunidades; Jauregui es la inoperancia personificada; Brasanac está lastrado por su tardía incorporación; Dorrio es un desconocido; Niño está marcado por las lesiones, y Joaquín es el único que muestra cierta regularidad pese a un paréntesis por lesión. Con estos datos, el trabajo de Loren Juarros queda más que en entredicho.

El partido contra el Andorra pasa a ser otro juicio ante un tribunal como es el público de La Rosaleda que tendrá que pronunciarse por los despropósitos que se cometen tanto en los despachos como en el césped. Ojalá que, al término del este, digamos ‘aquí paz, y después gloria’. No más despropósitos, por favor.

José Manuel Velasco

Redactor Onda Cero Málaga

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