Encrucijada malaguista y bochorno institucional…

Por supuesto que llegados a este punto del camino, lo más sensato es renunciar a que Málaga sea sede del Mundial de Fútbol 2030. Hay muchos más motivos, si la lógica tiene que imperar, para renunciar que seguir en esta “loca carrera” de plazos, cientos de millones de euros, gravísimo perjuicio a casi 16.000 abonados malaguistas que no podrían ver al Málaga CF en casi tres temporadas, el perjuicio reputacional y económico para el club y un largo etcétera. Sin embargo, hay una solución en mi modesta opinión para evitar el “bochorno institucional”, si la FIFA lo aceptase y las tres instituciones, los funcionarios jefes responsables de que así fuese y toda la maquinaria burocrática se pusiese manos a la obra, obviando cuitas ideológicas o guerras partidistas internas.

Acelerar lo máximo la maquinaria institucional a todos los niveles, construir un nuevo estadio en los terrenos adecuados que nuestra  ciudad tiene para ello, cumpliendo las exigencias mínimas de la FIFA, es decir, aforo obligatorio, palcos, aparcamientos, salida y entrada al estadio con las zonas de evacuación reglamentarias, transporte público cercano… En ese caso no habría más prisa que construir lo mollar del estadio para el Mundial, planificar una obra a tres años y medio, que luego permitiese aumentar el aforo de las gradas y los detalles finales de la misma, al tiempo que se rodease la nueva zona de todos los equipamientos necesarios para desarrollar un estadio negocio los siete días de la semana como ya están logrando con el Metropolitano en Madrid.

“QUERER ES PODER”, porque de lo contrario las tres instituciones que aceptaron ser sede del Mundial de Fútbol y ganaron en la carrera por ello a otras grandes ciudades españolas, estarán a punto de hacer uno de los mayores ridículos de la historia moderna de la capital de la Costa del Sol. Este plan B que expongo no es una panacea y quizás sobre el papel queda muy ilusionante pero los plazos legales, la puñetera burocracia de nuestro país que cruje a impuestos a sus ciudadanos pero le da cada día peores servicios públicos y más caros, no lo facilite e incluso lo entorpezca.

Pese a ello tengo la esperanza aunque ninguna certeza de que si todas las instituciones se remangan y afanan en ello puede conseguirse. A la FIFA le importan de verdad cuatro cosas esenciales de la sede malagueña, por cierto una de las sedes con más plazas hoteleras del Mundial y con mejores comunicaciones con el resto del país y del mundo. A fin de cuentas el denominado “PROYECTO INICIAL” que era intocable ya saltó por los aires hace meses. Démosle a la FIFA sus mínimos y planifiquemos de verdad para Málaga y su futuro a treinta años vista, construyamos la base de nuestra capital de la Costa del Sol pensando en nuestros nietos sin olvidar las necesidades de sus abuelos y padres en el presente pero sin condicionar el futuro de los que seguirán haciendo grande nuestra ciudad y la provincia cuando nosotros sólo seamos parte de la historia pasada.

Aseguremos una nueva Rosaleda apta para el crecimiento del Málaga CF, SAD, el club que representa a todos los malaguistas y, de paso, lo protegemos de engendros y sueños de grandeza de aquellos que nunca empataron con nadie pero creen estar en posesión de la verdad y el poder sólo porque tengan, algunos de ellos, mucho más dinero e influencias que la mayoría de nosotros. Las instituciones están en la obligación de no hacer el ridículo y no hacérselo pasar a Málaga y a los malagueños ante el resto del mundo. Ayer, dialogando con amigos periodistas en Madrid, que les encanta la Costa del Sol como es natural, se llevaban las manos a la cabeza si nuestra ciudad renunciaba al Mundial de Fútbol. NO RENUNCIEMOS, SIN LUCHAR ANTES POR LO YA CONSEGUIDO.

La encrucijada malaguista debe ser un acicate para nuestros responsables políticos buscando una solución adecuada que contente a todas las partes lo más posible y no perjudique lo esencial de nuestro club. Como es obvio todos perderemos y ganaremos cosas en este tránsito pero el resultado final debe ser que el coste beneficio sea positivo o no tendrá sentido. Perjudicar a miles de malaguistas por la falta de previsión de los técnicos municipales o de otras instituciones es inadmisible. Perder la sede mundialista por el mismo motivo es una incompetencia impropia del siglo XXI. Nunca se debió pensar en La Rosaleda como ubicación del nuevo estadio y de aquellos polvos estos posibles lodos. Estamos pues en una Encrucijada malaguista y un más que posible bochorno Institucional sin precedentes.

¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo esto último.

Foto: Radio MARCA Málaga