«Era tan fácil como poner a los buenos y no menospreciar a nadie»

Han pasado ya unas horas desde que el Málaga CF ha conseguido golear al Leganés en Butarque y además hacerlo con autoridad y contundencia. Y no lo digo sólo por el resultado (0-3), sino porque dio la sensación durante todo el segundo tiempo, a raíz de adelantarse los malaguistas en el marcador, que los costasoleños eran muy superiores.

La milagrosa mano de Dani Martín y el gol de Vadillo de penalti permitió a los blanquiazules jugar con un poso de tranquilidad inusual desde hace mucho tiempo, demasiado tiempo.

Lo que por otra parte es lógico, porque cuando juegan los buenos si el entrenador los junta sobre el terreno de juego lo futbolístico suele fluir. Febas y Ramón Enríquez son un espectáculo juntos, Genaro, cuando está bien, un seguro de vida y Vadillo aporta calidad e individualidad que da profundidad al equipo.

Pablo Adrián Guede es inteligente y cuando jugaba además de eso era muy cuco.
Por lo tanto ninguna sorpresa en que sepa hacer uso de esas capacidades como entrenador y que siga desarrollándolas aún mejor con la experiencia que dan los años. Ha sabido conectar con el grupo desde el primer instante lo que le ayuda a incorporar para la causa incluso a futbolistas que andaban desenchufados.

El partido de Antoñín en Leganés es un claro ejemplo de ello, no solo por su gol de penalti sino por su implicación en el encuentro. Como será la cosa que hasta Sekou marcó un gol para cerrar la goleada malaguista en la capital del Reino.

Visto lo visto es una auténtica lástima que el argentino no llegase antes al banquillo malaguista, aunque el hubiera o hubiese no existe en el fútbol, frase muy de Josė Alberto Callejo, que gran responsable de Marketing tenía el club.

La “Guedeneta” ya causa furor entre los malaguistas, que siga la fiesta.

¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo ésto último.