«Las lágrimas de Haitam fueron de todos»

Bien podría servir el título de esta columna de opinión para una novela con todas las opciones de convertirse en un ‘Bestseller’, o ser un firme candidato a alzarse con el premio Planeta. Las lágrimas de Haitam, incontenibles tras marcar ante el Córdoba, reflejan la parte más ingrata del fútbol, los numerosos capítulos que pueden escribirse debido a lo que hay después de sufrir una grave lesión. Un año después de una rotura del ligamento cruzado de su rodilla izquierda, caprichos del destino, ha sido con esa misma pierna con la que logró el gol tras su reciente vuelta a la competición.

El proceso que se inicia tras una lesión importante es muy duro. Asumir el diagnóstico, el paso por el quirófano, esperar a que lleguen las duras sesiones de recuperación, el tiempo que no pasa cuando ves que tus compañeros siguen jugando al fútbol y tú, por el contrario, sigues yendo al gimnasio o a rehabilitación. los meses transcurren tan lentos que parecen años, y poco a poco te acercas al fin del proceso, comienzas a entrenar con el grupo como uno más, vuelves a contactar con la herramienta de trabajo que es el balón, las ganas de volver a jugar te desbordan, llega el momento y es cuando surgen los temores a romperte otra vez… y tras todo ello, vuelves a sentirse futbolista.

Si Haitam rescató un punto con su gol, idéntica importancia tuvo en el desenlace del partido el portero del Málaga, Alfonso Herrero. El toledano volvió a demostrar que esta categoría se le queda corta. Su parada galáctica fue el inicio de la jugada del gol de Haitam. No creo que me equivoque al decir que el mejor fichaje de esta temporada, es el del cancerbero.

Al margen del protagonismo de Haitam y Herrero, el Málaga regaló una hora de partido ante el Córdoba. Los aficionados tuvieron que esperar ese tiempo para ver el primer disparo a portería. Antes, los cordobesistas se aprovecharon de un error clamoroso en defensa de los locales para adelantarse en el marcador, y es que el conjunto entrenado por el sancionado Pellicer, no transmitía buenas sensaciones. Me preocupa el desorden exhibido cuando más falta hacía tener la cabeza fría, y que los cambios ordenados desde el banquillo favorecieron dicho desorden.

Por otra parte, los problemas se acrecientan en defensa. A la lesión de Juande se suma la expulsión de Galilea. El vasco no tuvo precisamente su mejor partido, con varios fallos en la salida del balón que pudieron costar muy caro, pero no es menos cierto que su rendimiento en jornadas anteriores, estaba siendo clave para transmitir solidez al equipo. Por último, capítulo especial merece Marta Huerta de Aza. El objetivo de la igualdad se puede conseguir con la naturalidad con la que todos asumimos el que una mujer dirigiera este partido. Lo que parecía impensable hace unos años, ya forma parte de la normalidad en nuestro fútbol, al menos en esta categoría de la Primera Federación.

PD: al escribir este Con Rigor basado en Haitam, no puedo por menos que revivir la experiencia que vivió mi hija Paula, jugadora de fútbol, y que como el malaguista tuvo que superar el duro trance de una rotura de ligamento cruzado.