«Regla 1: lo que funciona no se toca»

No siempre es fácil explicar lo que uno intuye antes de un partido del Málaga CF. Para empezar porque mis deseos siempre son subjetivos cuando se trata del club blanquiazul, sin embargo había algo que me decía que íbamos a ganar (2-3) en el estadio del Mirandés. No pudo ser y resultó al revés. Por desgracia, aquí el orden de los factores sí altera el producto así que los blanquiazules nos dejamos tres puntos en Anduva y buena parte de las ilusiones de disputar el playoff por el ascenso, sobre todo por las sensaciones de mala gestión del encuentro en los minutos finales del mismo fuera de casa una vez más.

Aquello de la regla de oro en la vida: “lo que funciona bien no se toca”, mister. Porque Sergio Pellicer ayer gestionó muy mal los cambios, que además eran innecesarios, porque el equipo tenía dominado al rival y a los burgaleses sin saber qué hacer con el “jugueteo” de Lobete con Larrubia y Dioni por dentro. En consecuencia quitar a Dioni, que anoche estaba en modo asistente, para después sustituir a nuestra amenaza más directa para el rival que sigue siendo Antoñito Cordero, y al mismo tiempo a Lobete, fue una temeridad que pagamos muy cara más allá del fallo garrafal de Einar Galilea.

Galilea regaló el triunfo al Mirandés y castigó a su equipo de forma inmisericorde con un error de futbolista alevín. Otra decisión del de Nules que sólo él puede explicar son los motivos por los que decidió alinear medio partido a Sangalli. Cómo tiene que estar Ramón Enríquez o el propio Aarón Ochoa para que juegue este elemento discordante de la plantilla antes que los otros dos. Porque espero y deseo que sean motivos deportivos y no la imposición del director deportivo, Loren Juarros, para que jornada tras jornada uno de sus erráticos fichajes tenga que jugar por el artículo 33.

Dicho lo cual, el Málaga CF no jugó un mal partido en Miranda de Ebro y mereció al menos un empate, pero la suerte que tantas veces hemos tenido a favor en los minutos finales se desvaneció en esta oportunidad. En breve llegará otro histórico a La Rosaleda como lo es el Real Zaragoza y va a ser en casa de aquí al final de la temporada donde debemos ser un fortín si queremos seguir soñando con algo más que la permanencia. Ni el playoff por el ascenso, ni la permanencia en sí, nos será regalada así que toca espabilar o lo pasaremos mal para una cosa o para la otra. Un punto de seis disputados en lo que va de segunda vuelta es un bagaje muy pobre e irrisorio para cualquiera de los objetivos. Hay que ganar sí o sí a los aragoneses en Martiricos.

¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo esto último.