Triste final de ciclo en La Rosaleda…

Nada es para siempre. La frase viene de la antigua Grecia y como casi todo lo relacionado con la filosofía de aquella época es una verdad como un puño. El Málaga del poder de la amistad mira de frente al primer cambio de ciclo. La decisión, ya dirá el tiempo si acertada o no, de no contar con Manu Molina, Dioni Villalba y Kevin Medina para la temporada que viene, pone un punto y final a una era. Manu Molina y Kevin fueron junto a Dani Sánchez y Genaro los máximos exponentes del vestuario guasón de un Málaga que tocó el sótano en la Primera RFEF para luego subir.  Ellos se van pero queda su esencia. 

Dijo Loren Juarros que había que tener memoria y ser agradecido con los héroes del ascenso. La salida de los tres ha estado mal gestionada en tiempo y forma. La decisión, digan lo que digan, llevaba tiempo tomada y hubiese sido mucho menos traumático para todos haberlo explicado como el proceso natural de la vida que es. Sin embargo, la cosa se fue enquistando hasta el punto de que todos fueron despedidos el sábado por La Rosaleda sin comunicación oficial. Demasiado complicado todo. 

Manu Molina se lleva un trocito del corazón de los malaguistas. Ya no tanto por su juego, que fue clave en esta primera vuelta, sino por su carisma. Un tipo y una familia que deja muchos amigos en la Costa del Sol. Sus lágrimas en privado de ayer son el claro reflejo de que sus raíces con el Málaga iban más allá de un contrato. Su imagen cerrando filas en el último saque de esquina de Tarragona es ya un icono del mítico ascenso a Segunda.

Con Dioni Villalba se va un currante. Un goleador humilde que rompió todos los relojes demostrando que cada uno tiene su tiempo en la vida y que a él el suyo le llegó con 35 años en el equipo de su tierra después de decenas de miles de kilómetros a su espalda. Dioni fue padre de muchos de los canteranos de esta camada. Un jugador que cuando llegaba el bus a Málaga de madrugada se quedaba si era necesario descargando el material con los utilleros del club. Si hubo milagro en el 122 en Tarragona es porque antes hubo gol en el 108 y ese tanto fue de Dioni. 

Kevin es el ejemplo de que a veces también se pasa frío en casa. Esa frase que se suele utilizar mucho cuando un canterano abandona el nido antes de tiempo buscando la fama se ha vuelto en contra del habilidoso extremo de La Trinidad. Espero que Kevin se vuelva a subir encima de la pelota allá donde vaya. Una pena que ese jugador que prometía tanto no encontrase el camino para sacar el fútbol que creemos que tiene. Le hizo daño este juego de la renovación. De los más queridos por los niños, de los más detallistas de la plantilla. 

Se acaba un ciclo. Se cierra la era del poder de la amistad. El tiempo pondrá a todos en su sitio. Como siempre. Loren ya ha hecho la parte fácil del trabajo, no renovar a los que acababan. Ahora le viene lo complicado, sacar a los que tienen contratos y sueldos prohibitivos para sus estatus de suplentes eternos en este Málaga.