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@SuarezRMarca | No hay entrenador o jugador que no diga ni piense que es en casa donde se consiguien los objetivos del curso futbolístico. Y el Málaga ha tomado tan buena nota de ello que no sabe hacer otra cosa que ganar en La Rosaleda. Son ya cinco los partidos disputados en feudo blanquiazul y cinco las victorias que han llegado.
Todas sufridas, pero todas diferentes. La última, la del Albacete, quizás ha sabido mejor que ninguna por cómo se ha producido. Dos minutos de auténtica locura, de fútbol de corazón y garra, de impulsos y estallidos, de acoso y derribo. Los dos goles de Blanco Leschuk hicieron inútiles los esfuerzos de los manchegos, que no sabían por dónde aparecían los blanquiazules. Parecían estos jugar con 15 mientras el rival no daba más de sí para contener las huestes de los de Muñiz.
Sólo ante el Córdoba no se sufrió por el 3-0 que se firmó. Y eso que fue, en cuanto a juego, el peor de todos. Ante el Alcorcón, el Tenerife y el Rayo Majadahonda, el 1-0 fue el resultado final. Contra el Albacete se ha encajado el primer tanto en contra como anfitriones, pero supo crecer el equipo hasta firmar el definitivo 2-1. Son cinco victorias de cinco posibles, 15 puntos que ayudan, y de qué manera, a que el Málaga sea el líder destacado de Segunda.