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El jueves fue el día más largo de la vida de Damián Quintero, o al menos eso es lo que le pareció a él. Mientras Sandra Sánchez competía en el Nippon Budokan -templo de las artes marciales en Japón- a él las horas se le hacían eternas en la Villa. Llevaba dos días agobiado por la presión de saberse entre los favoritos por ser el número 1 del ranking mundial y el mejor karateka masculino de katas de todos los tiempos. «Estos aros (por los olímpicos) son mágicos, pero también te ponen mucha presión. Es un honor que nos viesen a los dos como medalla segura, pero también pesa mucho», confesó.
Al malagueño se le nota enseguida cuando está preocupado. Percibiéndolo, su psicólogo deportivo Pablo del Río y el seleccionador Jesús del Moral le pinchaban con la marcha de Messi del Barça, ya que Damián es muy culé. «Me importa un carajo’, les dije. Tengo que salir a hacer mi kata», contó entre risas.
Y fue salir al tatami del Nippon Budokan y liberarse. Cambió el chip y decidió disfrutar y eso se notó en sus katas, desde el primero de la ronda de clasificación hasta el de la final. «La medalla ya la tenemos. Sal ahí y disfruta, que este es el kata que te vas a llevar en la memoria», le dijo Jesús del Moral. Habían elegido el Suparinpei para jugarse el color de la medalla porque con él ya había ganado al japonés Ryo Kiyuna, gran favorito al oro, en Dubai en 2018. «Era para meterle presión. Él parece un toro encima del tatami y había que compensarlo con un kata más técnico y con más sentimiento», explicó. Pero no funcionó. Su rival obtuvo de puntuación 28.72 con su kata Ohan Dai, mientras qe Damián recibió 27.66.
Damián Quintero, plata olímpica en kata