«Recibir la llamada del seleccionador fue una alegría tremenda»

Javier Risoto, culturista malagueño, consigue el sexto puesto a nivel mundial en la modalidad de 'Men's Physique sub 25'

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Javier Risoto posando en el Campeonato del Mundo.

Javier Risoto ha conseguido el sexto puesto en el Campeonato del Mundo de Culturismo Natural, en concreto la modalidad de ‘Men’s Physique sub 25’. Este malagueño de 23 años se convierte así en una de las referencias nacionales dentro de un gremio tan competido como el del fitness. Dedica también parte de su vida a las redes sociales: consejos de entrenamientos, nutrición, etc. En Radio Marca Málaga tenemos el placer de charlar con uno de los deportistas locales del momento.

Un trabajo de muchos años. «Hay que ser muy constante. Se tiende a demonizar al culturismo, como las personas que usan sustancias para esculpir el cuerpo, pero realmente no es así. Es una disciplina de mucho esfuerzo y de insistir día tras día. La clave es ser paciente para conseguir ese objetivo».

Campeonato de España. «Una experiencia muy bonita, al estar tanto tiempo preparándote para ese objetivo. Salir a la tarima, y ver que tienes tu trabajo hecho, es una maravilla. Difícil explicar con palabras».

Sexto a nivel mundial. «Fue una alegría tremenda. Cuando llegué a Málaga pensaba que había terminado todo y recibí la llamada del seleccionador a los dos días. En tres semanas tenia que volver a competir».

Cuidar el mínimo detalle. «En mi categoría (Men’s Physique) se evalúa un cuerpo más estético que otra cosa, tener la proporción más bonita. Tanto la sonrisa, como el peinado. Luego un cuerpo definido, que te expones a una opinión de jueces».

Algo vocacional. «Acabé ‘Ciencias de la actividad física y del deporte’ hace poco. A partir del segundo año de carrera empecé a estudiar la anatomía y fisiología humana, y me enamoré. Poner en práctica todo lo que ibas estudiando.».

No es un camino de rosas. «La fase final de la preparación es dura porque pasas mucha hambre. Es una disciplina que si no te gusta, es muy difícil realizar. En las últimas ocho semanas no se puede fallar en nada, así que nada de caprichos. Se hace difícil en las relaciones sociales. Lo suyo es rodearte de personas que te entiendan y que te guíen por el camino. Si te tienes que sacar un táper en una reunión familiar, está mal visto, pero tienes que hacerlo».

El entrenamiento invisible. «En la semana previa a la competición uno va ‘arrastrado’. Pocas ganas de entrenar y mucha hambre. Dedico habitualmente hora y media a entrenar, pero es un deporte de 24 horas. Luego tienes que ir a casa y cumplir con una dieta a rajatabla, un descanso adecuado, etc. Se convierte en una monotonía pero es necesario para cumplir el objetivo».

Próximos retos: «Son a largo plazo: volver a competir en 2023 o 2024. Mi idea es mejorar la versión anterior. Que me de tiempo a crecer a nivel físico, ya que requiere una larga fase de volumen».

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