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@Danielnz97 || La afición estaba preparada para dar el cante durante la salida de los jugadores al césped. Se esperaba una emocionante puesta en común a capela del himno. Y así fue, pero la descoordinación en las diferentes pausas estropeó el gran momento de la noche. Pareció, por momentos, el primer ensayo de la canción de fin de curso de una clase de cuarto de Primaria. Un chirrido que, igualmente, fue una dosis de empuje y aliento para arropar al equipo en la antepenúltima jornada. Sin los playoffs garantizados y con la tercera plaza cerca.
Ni quince segundos transcurrieron para ver el primer córner del Málaga. Minuto y medio cuando Verdasca cometió un error grosero en la salida. A N’Diaye le llegó manso el balón en el centro del campo. Arrancó con fuerza y Papu le frenó con una falta que no podía quedarse sin sanción. Ni siquiera la precocidad salvó al georgiano. Poco después, una bonita pared entre Renato y Cifu se convirtió en el segundo saque de esquina. No podía empezar de otra forma el conjunto de Martiricos. En casa, con tanto en juego y con la enésima movilización de la afición, aún lejos de conseguir llenar el estadio.
Pep Biel transformó la película. Todo mientras empezaba a anochecer. Como si de un filme de terror se tratara. Con el oscurecimiento llegó el miedo. Y el gol de Pep Biel, asistido por Papu. Recortó a Cifu en la frontal y la cruzó al palo izquierdo. El llamado a ser el protagonista, el Málaga, entró en pánico. Nervios e imprecisiones. Sentimientos que alcanzaron también al público. N’Diaye se llevó la primera pitada tras errar un pase sencillo. En la siguiente jugada cometió otro fallo similar. Cifu volvió a ser ese jugador desesperante que cuando tiene un mal día se puede convertir en el peor de todos. La grada se desahogó con Cristian Álvarez por entender que perdía tiempo una y otra vez. Una internada de Juankar, con centro de Adrián y remate de Mula, como halo de luz y pequeña píldora de ilusión.
El 34 fue el minuto de Ontiveros. Multiplicó su dorsal por dos e hizo una pequeña demostración de lo que puede llegar a dar. Sin él no hay fiesta. O eso parecía. Porque la apatía fue una constante hasta su aparición. Pep Biel tuvo otra de las pocas oportunidades de los maños antes del descanso e Igbekeme cayó dentro del área en la acción que cerró el primer tiempo. Penalti claro no señalado por Trujillo Suárez. Se salvó el Málaga, sin la actitud que exigía un partido de tal envergadura, y se salvó Cifu, que hubiese puesto la guinda más amarga a una de sus peores actuaciones de la temporada hasta el momento.
Fue cuestión de querer y poder. La salida de los vestuarios fue otra. Hasta el lateral granadino volvió a ser el de casi siempre. Solo la amarilla a Ontiveros estropeó un comienzo tan positivo. Porque el Málaga remontó antes de cumplirse el cuarto de hora. Juankar centró, Leschuk no llegó y Renato apareció en el segundo palo. Remate a placer para empatar el encuentro. La entrada de Pombo por Papu fue la reacción de Víctor Fernández desde el banquillo. Ni por esas pudo frenar la corriente malaguista. Cambio de juego del extremo portugués hacia al costado de Ontiveros. Asistencia de primeras a Adrián y golpeo forzado cuyo rechace se llevó Gustavo Blanco, que no falló con un disparo ajustado al palo derecho. Momento en el que, de repente, una oleada de viento llegó a La Rosaleda. Como si un monstruo hubiese despertado.
Quedó demostrado que el conformismo fue cosa del pasado. De otra etapa anterior. Porque lejos de querer conservar el 2-1, el conjunto blanquiazul fue a por el tercero. Todo sin que el Zaragoza casi se acercara al área de Munir. Un disparo de Pombo y poco más. El resto lo puso el cuadro local. Lo intentó Mula antes de irse -Pacheco entró por él-. Además de Javi Ontiveros y, otra vez, Leschuk. Cristian Álvarez mantuvo con vida a los aragoneses. Aunque las sensaciones no eran ni mucho menos positivas. Por más demérito de los locales, sin encontrar su sitio durante la primera parte, los de Víctor Fernández se habían marchado con ventaja haciendo un fútbol más inteligente y pausado, incluso con aires de superioridad por momentos.
Pero poco pudo hacer el guardameta argentino para evitar el gol de Adrián, que se apuntó el décimo del curso. Balón sin dueño en la frontal y disparo sin oposición del madrileñó para hacer estallar La Rosaleda en el 74’. Querer y poder. Cuestión de actitud y ganas. Gual y Eguaras completaron el cupo de cambios de los visitantes. Y Alejo el de los de casa. Final plácido para el Málaga, con ola y lluvia de linternas para celebrar un triunfo vital en las aspiraciones de los de Víctor Sánchez del Amo. "Vamos a volver" fue el cántico que cerró la victoria del equipo costasoleño, que casi asegura posición en la promoción con estos tres puntos.
MÁLAGA: Munir; Cifu, Luis Hernández, Pau Torres, Juankar (Ricca, min. 72); N'Diaye, Mula (Pacheco, min. 63), Adrián; Renato Santos (Iván Alejo, min. 80), Ontiveros y Blanco Leschuk.
ZARAGOZA: Cristian; Delmás, Guitián, Verdasca, Nieto; Pep Biel, Javi Ros, Igbekeme (Marc Gual, min. 72), Guti; Álvaro (Eguaras, min. 80) y Papu (Pombo, min. 58).
GOLES: Pep Biel (0-1), Renato (1-1), Leschuk (2-1) y Adrián (3-1).