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@JuanjeFernandez || Como si fuese una peli de Marvel. Con villanos, una ciudad en peligro, trama larga que aún no ha acabado y algunos giros drásticos de guion. Así está siendo el verano para el Málaga CF de Víctor Sánchez del Amo y su plantilla. Dentro de esa película no podía faltar el héroe, o en este caso el grupo de superhéroes que acabe salvando a todos de la quema. Ese estamento en el equipo de Martiricos ha sido conformado por un puñado de canteranos dispuestos a sacar al malaguismo de la depresión en la que quedó sumido tras la derrota ante el Dépor.
Cristo, Iván Jaime, Hugo Vallejo, Juande, Hicham, Kellyan, Gonzalo y sobre todos ellos, Ramón Enríquez. Un grupo de chavales que ha derribado la puerta del primer equipo de una patada pidiendo a voces estar en el once titular de Santander. Si ayer, ante el Cádiz, el simulacro hubiese sido real cuatro de ellos habrían estado en el once del preparador madrileño. Ramón se ha convertido en el eje de un equipo que cuando él no tiene la pelota sufre mucho para ver con claridad en campo rival. Ramón es el líder de una camada que tiene la complicada misión de suplir a los fichajes que no han llegado y que está por ver si llegarán.
Unos refuerzos que han llegado para todas las líneas del campo y que son sin duda la nota más positiva del movido verano boquerón. Habrá que ver cuántos de ellos acaban consiguiendo un sitio definitivo en la plantilla malaguista, pero sí parece claro que se encuentran ante una de las oportunidades de oro de su carrera.