ES EL MOMENTO DE TENER LA SANGRE FRÍA

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Será por los acontecimientos ocurridos en mi vida en estas últimas semanas o porque uno va madurando con el tiempo. Pero lo cierto es que he encajado con bastante filosofía la derrota que ayer se vivió en La Rosaleda. Un palo duro a las aspiraciones de ver al equipo de nuestro corazón de nuevo en Primera, pero un palo que no es definitivo. Salir de La Rosaleda y tener el móvil inundado de malaguistas que no encuentran consuelo a ver como una temporada que se las prometía de ensueño va tornando en pesadilla poco a poco y jornada a jornada no es plato de buen gusto. 

 

A pesar de la desazón que hay ahora mismo entre el malaguismo, consciente quizás de que entre todos nos creímos mucho más gigantes de lo que realmente éramos y que la Segunda es un monstruo que devora sueños sin ningún miramiento, no hay que tirar la toalla. Una vez tomando un buen café llegó a mis manos el típico sobre de azúcar con una de esas frases que calan. “Solo es capaz de realizar sus sueños el que, cuando llega la hora, sabe estar despierto”. Una gran verdad que se puede aplicar a lo que ahora se vive en Martiricos.

 

El partido volvió a dejar un Málaga partido en dos pese a que fue un puño grande en los primeros 25 minutos de partido. Un puño comandado por 22,000 personas en la grada que barrió del mapa Osasuna mientras duró la gasolina. Después fue todo oscuridad. Los cambios tarde para contrarrestar a Arrasate, la mala suerte en contra y sobre todo un cansancio que pasó factura y dejó al Málaga a merced de Osasuna en el último cuarto de hora.

 

Creo firmemente que cambiar de entrenador a 12 jornadas del final y estando dentro de los parámetros que se firmaban a priori en agosto sería un error. Mi mayor convicción es ver lo que ha ocurrido en otros equipos tanto de Primera como de Segunda que van hasta por su tercer técnico sin obtener cambios. Además, en mi cabeza resuena lo que pasó con el Granada el curso anterior. Una situación similar a la del Málaga que acabó con los rojiblancos fuera del play-off por el exceso de nervios. Mucho ánimo para lo que queda, lo vamos a necesitar.