Lloraba el malaguismo de emoción cuando Gálvez Rascón decretó penalti a favor del Málaga. Eran manos clarísimas de Lucas, tumbado sobre el césped como un turista en la playa, que impidió que la pelota le superase. Con 1-1, se presentaba una oportunidad preciosa para que los de Pellicer recuperasen la ventaja ante el Oviedo. Pero…
