El Unicaja entra en junio con pocos asuntos zanjados desde que acabara la temporada hace ya dos semanas. Pocas horas después de volver de Lugo, en Los Guindos sellaron la continuidad de Ibon Navarro y la marcha de Carlos Suárez. Diez días después no hay avances. El conjunto malagueño insiste en apurar un «periodo de reflexión» que se está haciendo largo. Todo el runrún de la próxima BCL está condicionando la planificación. No hay urgencias, pero sí incertidumbre de cómo va a afrontar el club las próximas semanas. Las decisiones parecen que van a ir por tomos: ahora es momento de sentarse y decidir si contar o prescindir de Tim Abromaitis y Jaime Fernández.
El estadounidense ha sido el jugador más regular del curso, el único que se salva de la actual plantilla junto a Alberto Díaz. Una de las causas del triste final de temporada de los verdes es no haber contado con el ala-pívot; fundamental a la hora de transmitir esa energía de la que ha carecido el equipo en las últimas semanas. Su renovación va a depender de la predisposición que tenga el de Connecticut por seguir en Málaga. Cumplirá 33 años en septiembre, y el Unicaja no se puede permitir una operación excesivamente alta en números. Sin embargo, su trabajo es reconocido en la entidad, también por Ibon Navarro. Además que no sería fácil acudir al mercado y encontrar una pieza que ofrezca esas garantías. Estadísticamente ha completado una gran temporada en Liga Endesa: 8.8 puntos, 4.5 rebotes, 44.2% en triples y una media de 11.4 de valoración.
El caso de Jaime Fernández, tal y como hemos comentado en Radio Marca Málaga, es complejo. El Unicaja lo quiere solucionar en los próximos días porque va a marcar gran parte de la planificación. Su futuro en Málaga iría muy ligado al de Darío Brizuela, dos jugadores que son incompatibles en la 22/23. El madrileño ya cuenta con muchas novias para este verano, uno de los grandes cupos del mercado. Son los deberes pendientes que tienen en Los Guindos.
