La prensa y la radio de Málaga están de luto. Este miércoles falleció a los 88 años Domingo Mérida, una figura clave en la historia de la comunicación local y un enamorado de su ciudad, a la que siempre defendió con pasión. Sus restos mortales reposan en la tanatosala número 5 de Parcemasa. La misa por su eterno descanso se celebrará este jueves a las 16:30 horas. Nacido el 18 de junio de 1937, descubrió su vocación por la radio a los 18 años, tras formarse en el Colegio Maristas, donde ya destacaba por su talento teatral. Una convocatoria de la mítica Radio Juventud fue su puerta de entrada al medio. Desde entonces, su voz se volvió inconfundible para los oyentes malagueños.
A lo largo de su carrera hizo de todo: entrevistas callejeras, dedicatorias musicales —que entonces costaban 10 pesetas—, boletines informativos y programas innovadores como El taxi de la fortuna, junto a Diego Gómez y Mari Tere Campos. En él, recorrían Málaga en busca de vecinos que tuvieran en casa la famosa caperuza de plástico de La Casera para ganar premios. También dejó huella con sus programas nocturnos, espacios abiertos a lo inesperado que renovaron el lenguaje radiofónico en una época en la que la radio era el principal entretenimiento de muchas familias.
Una de sus grandes pasiones fue el periodismo deportivo. En Radio Juventud cumplió su sueño de narrar los partidos del Málaga CF, al que acompañó durante casi 30 años cada domingo. Su voz estuvo presente en retransmisiones desde el Teatro Cervantes, en piezas de teatro y cine radiado, y en múltiples formatos que hoy forman parte de la historia de la radio en la ciudad. Entre sus colaboraciones más recordadas destaca el programa matinal donde, junto a locutoras como Marisol Cámara, Sonsoles Hernández o Piti Alarcón, daba vida a la entrañable familia Retuerta. El personaje del padre, recién llegado del pueblo para comprar en Málaga, acudía cada día a la emisora buscando a Domingo Mérida, que nunca estaba, lo que daba pie a divertidas historias costumbristas sobre la vida en la capital.
Domingo Mérida se va, pero deja una huella imborrable en la memoria colectiva de Málaga.
