La Asociación AFENES Guadalhorce, colectivo de familiares y personas con problemas de salud mental, se convirtió recientemente en escenario de un emotivo encuentro entre arte, emoción y aprendizaje. Bajo la dirección del fotógrafo Mariano Pozo y con el patrocinio de la Fundación Unicaja, se desarrolló un taller fotográfico que tuvo como propósito “educar la mirada” y mostrar cómo la fotografía puede ser una poderosa herramienta de expresión y bienestar.
El taller, que se extendió durante tres jornadas, combinó teoría, práctica y una exposición final de los trabajos realizados por los participantes.
En la primera sesión, Mariano Pozo ofreció una introducción teórica sobre el lenguaje visual, la composición y la importancia de la mirada personal detrás de cada imagen. No se trataba solo de aprender técnica, sino de descubrir la capacidad de observar el mundo con sensibilidad y autenticidad.
La segunda jornada se centró en la práctica: móviles en mano, los participantes salieron a fotografiar su entorno, buscando reflejar emociones, momentos y detalles que a menudo pasan desapercibidos. La cámara del móvil se convirtió, entonces, en una aliada: una forma de comunicación alternativa para quienes a veces encuentran difícil expresar lo que sienten con palabras.
El tercer y último día culminó con una exposición colectiva en las instalaciones de la asociación, donde los alumnos mostraron sus obras al público, familiares y amigos. Las imágenes expuestas reflejaron una gran variedad de miradas: escenas cotidianas, juegos de luces y retratos llenos de fuerza y expresividad. Fue un cierre emocionante, donde cada fotografía contaba una historia de superación, sensibilidad y conexión.
La fotografía como herramienta terapéutica y social
Más allá del aprendizaje técnico, este taller dejó patente el enorme valor de la fotografía en el ámbito de la salud mental. Para las personas con problemas emocionales o psicológicos, el acto de fotografiar puede convertirse en una vía para canalizar sentimientos, reforzar la autoestima y recuperar la capacidad de asombro.
Para los familiares, la experiencia sirvió como un espacio de encuentro y comprensión, donde pudieron compartir una actividad creativa que fomenta el diálogo y la empatía.
El fotógrafo Mariano Pozo, con una larga trayectoria en proyectos sociales y culturales, destacó el papel del arte como instrumento de inclusión: “La fotografía no solo captura imágenes, también refleja cómo vemos y sentimos el mundo. En este taller, lo más importante no ha sido la técnica, sino la emoción detrás de cada disparo”, concluyó.