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En un tiempo donde hacemos vida en los balcones y hablamos con nuestros vecinos de ventana a ventana porque no podemos hacerlo a pie de calle, retrocedemos 22 años para volver al 2 de mayo de 1998. Aquel día, el Málaga CF se asomó a su balcón en La Rosaleda y allí vio a una singular vecina, la Virgen del Gran Perdón -imagen mariana de la Hermandad del Prendimiento-. Su encuentro lo recuerdan muchos en la ciudad y dio grandes frutos: un ascenso a Segunda División.
La imagen de la Virgen fue en procesión desde el barrio de Capuchinos, lugar de peregrinación anual del Málaga CF para visitar a la Divina Pastora, hasta el que ahora conocemos como Instituto de La Rosaleda. Más de dos kilómetros de recorrido nunca antes realizado por un trono. Y es que la imagen dejaba su casa para irse a una zona no frecuentada por tronos: el barrio de Martiricos.
“El Prendimiento se adelantó a su tiempo en cuanto a procesiones extraordinarias se refiere, con un trono desproporcionado y con un recorrido que era toda una proeza para ellos. Ver salir al trono desde su casa hermandad a las nueve de la mañana fue muy chocante y más para ir a una zona tan abierta como Martiricos”, asegura Antonio Márquez, pregonero de la hermandad en 2019.
Pero, ¿qué hacía allí la imagen? El Hermano Mayor del Prendimiento, Salvador Pozo, apunta que en esa fecha se conmemoraba el “50 aniversario de la reorganización de la cofradía, los 40 años de la elaboración de la imagen de la Virgen”, además, el Instituto La Rosaleda (conocido hasta 1987 como Escuela de Franco) celebraba también su 50 aniversario y en los talleres del colegio se había elaborado la figura de la virgen, obra del profesor Andrés Cabello Requena. Toda una fiesta que se consagró con la llegada de la imagen y la celebración de una misa en el patio interior del instituto.
La ofrenda del Málaga y su deseado ascenso
Dadas las circunstancias y teniendo en el barrio a tal invitada, el Málaga CF ejerce de anfitrión y, una vez cruzado el puente de La Rosaleda, el equipo sale a dar la bienvenida y se realiza una ofrenda floral.
“El Málaga nos recibió con todos lo honores y fue muy emotivo. Todos éramos y somos del Málaga y poder estrechar lazos con el Club, ante la Virgen, fue algo redondo. La ofrenda se produce a la ida, antes de llegar al instituto y que se realizara la misa. Tanto el equipo, como todos los allí presentes, pidieron a la Virgen que se produjera el ascenso a Segunda División”, rememora Salvador Pozo.
El Málaga de la temporada 1997/98 militaba en la Segunda División B y estaba conformado por Rafa, Dani, Bravo, Larrainzar, Pablo Sánchez, Luis Merino, Manolo Herrero, Quino, Fernando, Basti, Manolo y los fichajes del mercado de verano: Artero, Axier, David Criado, Jon Bakero, Kiko Ramírez, Méndez, Pozo, Roteta y Trobbiani. Además, a lo largo de la temporada debutaron los canteranos Pineda y Caracol.
La presidencia de aquel entonces la ejercía Fernando Puche y a los mandos del banquillo se encontraba el técnico jiennense Tolo Plaza, que fue destituido por un inicio irregular y el Club puso al frente a Ismael Díaz, designado a conseguir el ansiado ascenso a la categoría de plata.
A mitad de temporada, mientras el equipo se reforzaba con las llegadas de Movilla, Sandro, Guede, Sabino y Cañizares, una serie de malos resultados provocaron que el puesto de Ismael Díaz corriese peligro. Sin embargo, el punto de inflexión de esa temporada llegó en la fecha 22 del campeonato. No volvió a conocer la derrota el equipo y se hizo con el título de campeón de liga en la jornada 37.
Los blanquiazules disputaron la liguilla de ascenso y el 28 de junio de 1998 el Málaga CF vencía 4-1 al Terrassa FC (hat-trick de Guede y gol de Luis Merino), que unido al empate a 1 entre la SD Beasain y el Talavera CF hizo que el conjunto que menos opciones tenía de ascenso, el Málaga CF, lograse llevarse el botín.
Ruego escuchado y ascenso conseguido.