CATÁSTROFE EN EL ÚLTIMO MINUTO (72-70)

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Salin lucha por un rebote ante la atenta mirada de Milosavljevic y de Casimiro || ACBPhoto

@SuarezRMarca | Un último minuto pésimo en el que el Unicaja desperdició cuatro puntos de ventaja fue clave para que los malagueños hincasen la rodilla en Zaragoza y devolviesen a la realidad los fantasmas del pasado más reciente. La obsesión con los triples, hasta 41 lanzaron, y el pírrico acierto -un 29 %-, así como la incapacidad para atacar una defensa zonal -como ya le ocurrió en Berlín- tampoco ayudaron a remediar el desastre en el Príncipe Felipe. 

 

Los de Casimiro entraron con 66-70 a los últimos 57 segundos de partido tras una canasta de Roberts. Nada hacía presagiar lo que iba a ocurrir poco después. Empezando por dos tiros rebotes ofensivos tras sendos fallos en el tiro de McCalleb y Okoye, pasando por un triple permitido al propio Okoye y uno errado por Roberts a 5 segundos del final y con 69-70 en el electrónico. En ese espacio, Okoye -30 puntos, 6 triples y 32 de valoración- recogió el rechace y Seibutis acabó el ataque con un 2+1 que aprovechó para sellar el 72-70 final. Aún hubo oportunidad para una última acción, pero Milosavlevic, a la desesperada, no atinó con el lanzamiento. 

 

Un desastre en toda regla para un equipo como el Unicaja que podía haber reafirmado su cuarta posición en la tabla, colocándose a un solo triunfo del Baskonia y con una de ventaja sobre el Valencia, y que termina la jornada con sensaciones muy negativas ante una de sus bestias negras del último lustro. 

 

La única conclusión positiva es el regreso de Alberto Díaz, que no vino como hacen los recién nacidos con un pan bajo el brazo, en este caso con una victoria, pero que demostró que cuando adquiera más ritmo será imprescindible para que el Unicaja pueda acercarse a sus objetivos. Si bien no estuvo fino en el tiro, tampoco es su especialidad, sí destacó en el apartado de recuperaciones. De las 8 de los suyos, 4 llevan su firma. Obviamente, no es suficiente para ganar, pero por algo se debe empezar. 

 

Mas realmente, si los de Los Guindos pretenden tener algún éxito en lo que queda de temporada, mucho tendrán que mejorar en ambas canastas. Ni se pueden permitir tantos rebotes ofensivos, y menos en momentos clave, ni se pueden obcecar tanto con los tiros desde el perímetro doblando casi los lanzamientos de cerca del aro. En el equilibrio está la solución. Mientras tanto, el Unicaja sigue desperdiciando grandes oportunidades de consolidarse en la parte alta de la ACB.