@RadioMarcaMLG || Un fallo cardíaco cuando conducía, del que trató de reanimarle primero la Policía y posteriormente la dotación de una ambulancia, se han llevado a Quini esta noche. Los hechos ocurrieron en la cercanía de su casa, en el barrio gijonés de La Calzada. El sportinguismo llora el fallecimiento de su mito, de quien históricamente ha sido siempre su gran referente.
Enrique Castro González 'Quini' jugó en el Sporting de Gijón desde 1968 hasta 1987, salvó un periodo de cuatro temporadas (1980-1984) que pasó en el Barcelona. Consiguió el Trofeo Pichichi en siete ocasiones: cinco en Primera -dos con el Barcelona y tres con el Sporting- y dos en Segunda.
Al igual que le había ocurrido en los inicios de los equipos por los que pasó, la selección española absoluta permitió pocas veces a Quini disfrutar de la libertad en el área contraria que ofrece llevar el número nueve a la espalda. Así fue como se le llegó a encomendar hasta labores específicas de marcaje, como ocurrió ante Alemania Federal, en Sarriá, donde su misión fue anular a Beckenbauer. Extraña tarea para un goleador que, no obstante, cumplió a la perfección. Nunca defraudó.
Desde su debut como internacional absoluto, con 21 años apenas estrenados (el 28 de octubre de 1970, ante Grecia, en Zaragoza), hasta su última actuación con la camisola nacional, (el 2 de junio de 1982, ante Alemania Federal, en Madrid) pasaron más de 12 años, que son contables, pero támbién una pléyade de magníficos futbolistas a los que sobrevivió y con los que compitió por un sitio en el primer equipo del país futbolístico (Arieta, Gárate, Quino, Marañón, Rubén Cano, Santillana, Roberto Martínez, Marianín, Dani, Clares, Pichi Alonso, Satrústegui…). Si discutible es que los seleccionadores no supieron sacarle el verdadero rendimiento a sus extraordinarios dotes goleadores, de lo que no cabe duda es que durante este período de tiempo fue el mejor rematador de la Liga española.
Apenas tarda unos meses en acoplarse al club y a la ciudad cuando Quini se convierte en un ídolo para la afición azulgrana, que celebra alborozada una gran remontada que coloca a los culés a las puertas del título de Liga. Sin embargo, una noticia conmociona no sólo a los barcelonistas, sino también a todo el universo futbolístico: Quini acababa de ser secuestrado. Durante 25 días estuvo privado de libertad hasta que fue liberado por un cuerpo especial de la Policía en Zaragoza. Todavía con el rostro marcado por el encierro y con los ojos vidriosos por la tensión vivida, tuvo la generosidad de perdonar a sus secuestradores. Cuatro temporadas actuó Quini en el club catalán, donde se ganó el respeto, la admiración y el cariño de los barcelonistas, que nunca le han olvidado.