@JuanjeFernandez || Tras el verano de 2016 en el que el Málaga consiguió retener a sus jugadores más importantes, el 2017 ha devuelto a los blanquiazules el sobrenombre de equipo vendedor. En este caso no ha habido mucho que hacer en el periodo estival. El equipo de Martiricos ha visto cómo sus bajas clausulas eran superadas por equipo como el Everton, Wolfsburgo y Villarreal. Míchel se lamenta por redes sociales, pero el madrileño no tiene mucho tiempo para lamentaciones si quiere que su equipo esté preparado para la primera jornada de Liga ante el Eibar.
El técnico malaguista ha tenido que decir adiós a cinco jugadores que formaban el famoso pasillo de seguridad de los de La Rosaleda. La marcha de Kameni ha sido la menos traumática. El camerunés no era del agrado de Míchel, que sobre el mes de mayo ya comunicó a Arnau su preferencia por traer a otro meta. Es quizás la baja que menos daño ha hecho a la escuadra malacitana. Con la marcha de los tres futbolistas de campo la cosa es más complicada. Sustituir los 16 goles de Sandro entre Liga y Copa no será fácil para Borja Bastón. El punta madrileño ya ha empezado su cuenta goleadora y aunque a la plantilla le falte otro atacante, las expectativas con el jugador del Swansea se mantienen.
Otra baja sensible es la de Llorente. El joven central no era del gusto de toda la afición, aunque para el entrenador era uno de los favoritos en la línea de cuatro. El sustituto de Camacho está por llegar. Es la mayor incognita que tiene el preparador del equipo de la Costa del sol. Hasta que no haya un fichaje en esa zona no se podrá calibrar el vacío que ha dejado el maño. No es tarea fácil y así lo admitía Míchel en su última rueda de prensa. “Camacho es un jugador irrepetible para nosotros”.
Con Fornals se ha puesto la guinda a las salidas. El de Castellón tiene que ser olvidado pronto y la misión va a recaer sobre uno de los fichajes. Adrián González es el jugador que ha ocupado el puesto de mediapunta titular en esta pretemporada. Juanpi debe ser quien compita por él en una zona del campo que debe asistir al ataque y convertirse en el nexo entre una parte y otra del campo. Tiene un mes Míchel para reajustar sus piezas y volver a darle sentido a un esquema que todavía no está definido.
