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VIVA EL MÁLAGA MANQUE NOS HAGA SUFRIR

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Camacho forcejea con Baptistao durante el Betis-Málaga. Foto: LFP

@CesarRadioMARCA | Llovía en el Villamarín, pero no caía agua del cielo sino lágrimas de los ojos de Willy Caballero. El eterno salvador del Málaga fallaba en un disparo fácil para cualquiera, más para un súper héroe como él. Pero el mojado balón se le resbaló de entre los guantes y el Betis gritó gol tras el tiro de Lolo Reyes. El electrónico marcaba el minuto 29 de partido.

 

 

El orden que había mantenido el Málaga hasta ese fatídico instante se venía abajo por ese grave error que recordó demasiado a aquel de la primera jornada en Valencia. Pero tomarla con el arquero argentino no sería justo por todo lo que ha dado… y por todo lo que dio después.

 

 

Ya llevaban los de Schuster demasiados minutos coqueteando con el fuego. El primer cuarto hora fue del Málaga pero, como siempre, sin crear excesivo peligro ante la meta contraria. Sólo se contabiliza un remate de Santa Cruz que despejó Adán -gran portero este también- a córner. Desde entonces, los verdiblancos se sintieron más cómodos, con Leo Baptistao como jefe de operaciones. El brasileño de los 3`5 millones de euros (coste de su cesión por cinco meses) fue una pesadilla para un Antunes al que se le ve lejos de su mejor nivel. La velocidad del 6 del Betis hacía estragos en una defensa muy bien colocada pero que sufre ante delanteros veloces.

 

 

Pedía a gritos, desde luego, el descanso el cuadro malaguista porque estaba más cerca el 2-0 y la sentencia definitiva que la opción de lograr el empate. Además, cuantos más minutos pasaran, más tarjetas amarillas mostraría un desconocido Mateu Lahoz. El charlatán de siempre no tenía ganas de darle a la lengua y prefería cortar por lo sano con tarjetas, sobre todo para el bando boquerón.

 

 

En la reanudación, las sensaciones del encuentro no habían cambiado. Schuster pidió a los suyos jugar con cabeza, buscar la posesión, pero los nervios hacían mella y la ansiedad amenazaba con acabar con cualquier posibilidad de arañar al menos un punto.

Mientras, el Betis seguía a lo suyo, sin arriesgar lo más mínimo, incluso perdiendo tiempo, pero llegando a la meta de Willy. En el minuto 53 la tuvieron los verdiblancos hasta en dos ocasiones seguidas ante la alarmante pasividad de la zaga malagueña. La respuesta, por fin, llegó en una excelente volea de Jesús Gámez desde la esquina del área grande que salió lamiendo el palo derecho de Adán.

 

 

Pudo ser ese el punto en el que Gaby Calderón echó a los suyos atrás, a defender el 1-0. Y eso facilitó las cosas al Málaga. Si no quieres que te roben en tu casa, no le abras la puerta al ladrón. Yo lo tengo dicho en la radio. Y en La Rosaleda sabemos mucho de eso… por desgracia. Pues entre esos pasitos atrás de los verdiblancos y la entrada de Juanmi, cambió la dinámica del derby.

 

 

Juanmi es especial. No es un ariete pero tampoco un mediapunta, ni un jugador de banda. Es, simplemente, un futbolista con duende, con algo especial, con una sabiduría eterna para aparecer por el área y sorprender a todos. Y tiene gol. Como lo tenía Raúl. Porque Juanmi, salvando las distancias, es así. Con ese oportunismo, con ese olfato.

 

 

El de Coín, desde que entró, se movió por todo el campo y en apenas unos minutos ya había tenido un par de acercamientos más que peligrosos. Sólo necesitaba alguien que conectara con él. Y apareció Amrabat. Con los cambios, Schuster colocó al holandés en la derecha. Y desde ahí, aprovechando la fortaleza de su tren inferior, se marchó de su par, ganó la línea de fondo como hacen los verdaderos extremos y centró al primer palo donde apareció el pillín del área, Juanmi, para desplazar el balón con un sutil toque que lo terminó entrando en el fondo de las mallas.

 

 

Era el minuto 83 de partido y el golpe fue mortal de necesidad para el Betis. Se vinieron abajo, más anímica que físicamente. Y como un tiburón que huele sangre, el Málaga se fue a por el partido. Y, cómo no, apareció Juanmi otra vez, en esta ocasión para hacer otra de Raúl, o de Butragueño, según se mire. Ganó la línea de fondo tras romper a un rival, se plantó con la pelota en la raya a medio metro de Adán y se la regaló a Santa Cruz, que la mandó fuera. Eso no se puede fallar. Y el problema es que en la siguiente jugada apareció una uña del pie derecho de Willy para evitar el 2-1. Lo que antes nos habia quitado, el capitán nos lo devolvió. Por eso no hay que discutirle. Porque Willy es el mejor jugador del equipo.

 

 

Esa parada espoleó a sus compañeros y en una nueva arrancada de Amrabat por la diestra, el extremo puso el balón en el corazón del área. Rescaldani, que jugó sus primeros en Liga, la dejó pasar y apareció un tren de mercancías a toda velocidad llamado Sergi Darder, que colocó el balón en la escuadra para culminar la remontada en el 86 de encuentro.

 

 

Pero todo en la vida cuesta, y más si los árbitros están por medio. No contento con sacar amarilla en cada falta del Málaga, Mateu aprovechó un forcejeo, un agarrón mutuo entre N`Diaye y Camacho para pitar penalty. “Ahí la tienes, chaval”, pareció decirle el colegiado a Rubén Castro. La suerte del Betis otra vez desde la pena máxima. Como ante el Sevilla en Europa. Y como entonces, la fortuna le fue esquiva. Balón al larguero y el Málaga que salvaba una victoria fundamental para la permanencia, algo casi utópico ya para los verdiblancos.

 

 

A los 93 minutos se acabó el encuentro. Llovía en el Villamarín, pero las lágrimas ya no eran de Willy sino de los béticos que se ven en Segunda la próxima temporada.

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