Me jode que el tiempo me dé la razón cuando hago una crítica a futuro del Málaga. Me fastidia porque que ocurra significa que a los blanquiazules les va mal. Es el caso. Con 7 de 9 dije que este Málaga estaba, como al final de 2024, sobrepuntuando en este inicio de curso. Me preocupaba que los goles y los puntos hubieran llegado antes que el juego. Los tres últimos partidos han venido a ser un remake del mes de abril que nos tocó vivir el curso pasado. Alguno ha sido tan fiel a la primera parte que casi fue igual, como lo que ocurrió en Huesca.
El Málaga está calcando, por juego y resultados, la fase final de una temporada que empezó muy bien pero que dejó un regusto amargo a todos. Solo hay un problema, y es que todos nos dijeron que esto no iba a pasar esta campaña. Ver un partido del Málaga se hace complicado, sobre todo si es a las 16:15. La derrota en Burgos fue tan injusta como preocupante. Injusta porque los locales tampoco jugaron un pimiento, y preocupante porque coloca a este equipo al borde de un ataque de nervios.
Pellicer no da con la tecla y su discurso de cara a la afición empieza a estar caducado. Los pequeños detalles, el proceso de aprendizaje, las lesiones, la mala suerte, el esfuerzo de los chicos… Es una colección de frases que ya hemos oído antaño. Semana tras semana vivimos los mismos errores y justificaciones. Solo espero y deseo que ese discurso, que empieza a cansar a un sector cada vez más grande de la afición, no esté cansando a su vestuario y jugadores. Me preocupan las dos semanas que vienen. Pellicer puede vivir un juicio en La Rosaleda ante el Dépor.
Loren Juarros no me da la confianza absoluta para encontrar su sustituto. El director deportivo mejora el papel de sus antecesores en el cargo, pero su confección de plantillas no me da tranquilidad como para pensar que acertará con el cambio de entrenador. Desde la llegada de Míchel, que luego acabó fracasando, no recuerdo un cambio a bien en el banquillo malaguista con la temporada en marcha. Intento ser positivo, pero necesito que el Málaga deje de hacer el remake del final del curso anterior o, al final, todos entraremos en el bucle del que luchamos por huir desde hace más de un lustro.
