“Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre Jesús». MARÍA SANTÍSIMA DE LA ESPERANZA CORONADA, la Reina de Málaga que ayer bendijo Roma en su extraordinario y excelso procesionar por las calles de la ciudad eterna y que conquistó los corazones de miles de fieles en el Vaticano. Momento emotivo, impresionante e inolvidable a su paso por el Coliseo romano donde se rindió un homenaje póstumo a todos los cristianos fallecidos en la defensa de la Fe en Cristo y la Resurrección de las almas.
Y de esta muestra religiosa y cofrade incomparable junto a El Cachorro de Sevilla, Santísimo Cristo de la Expiración, que hermanamiento tan importante para el futuro y que bien nos vendría a todos que Málaga y Sevilla fuesen de la mano al menos en todo aquello que es fundamental para ambas ciudades y Andalucía, a la Fe de una afición malaguista que anoche fue inconmensurable.
Una afición que rezó y aupó a su Málaga CF, antes, durante y después del partido frente al Sporting de Gijón. Miles de malaguistas para darle al equipo un recibimiento de otra época, más miles aún en las gradas del estadio de La Rosaleda para no dejar de animar a los futbolistas en todo el encuentro. Y si, los mismos miles de seguidores que se emocionaron, lloraron, disfrutaron como niños y celebraron como hombres el ascenso en Tarragona y la permanencia virtual cuasi matemática anoche en Martiricos.
Porque si, aún nos frotamos los ojos, anoche llorosos de Sergio Pellicer al finalizar el encuentro por la emoción de lo vivido y conseguido este último mes y medio, tras el GOLAZO de tacón de Chupete. Sirvió para neutralizar el de Otero que había adelantado al Sporting de Gijón aprovechando la indecisión de los centrales malacitanos.
Sin embargo, lo mejor estaba por venir cuando una indecisión en la defensa asturiana permitió que un sensacional Chupete marcase el gol de la victoria poniendo el 2-1 en el marcador. La ejemplarizante afición blanquiazul estalló entonces de júbilo para emular así el Jubileo en Roma y compartir el verde esperanza de la permanencia con la Reina y Señora perchelera. De la Basílica de María Santísima de la Esperanza Coronada al Coliseo Romano y desde allí al TEMPLO MALAGUISTA con miles de costasoleños convertidos en hombres y mujeres de trono para llevar sobre sus hombros todo lo que significa y representa el MÁLAGA CF, sus colores y su escudo.
Disfrutemos pues de un hecho religioso histórico para la capital de la Costa del Sol y su provincia y a la vez de una permanencia casi milagrosa del club que la representa. Como decía la leyenda de una pancarta en la grada de animación anoche: “La Rosaleda reza por la permanencia, mientras la Esperanza bendice Roma”.
¡Memoria, Compromiso y Fe!, sobre todo esto último hoy más que nunca.
