La Rosaleda jugó con ‘uno menos’ y volvió a superarse

La tendencia negativa de resultados que había cosechado el Málaga CF hasta ahora es una realidad. De no ser por el encuentro en Lezama, los blanquiazules habrían continuado la peor racha de la temporada, con una victoria en 12 partidos. Esta dinámica ha afectado de forma más que notable al malaguismo, que respondió de dos formas muy distintas. La Rosaleda jugó con uno menos ante la Ponferradina y, aún así, volvió a superarse una vez más ante las adversidades.

La primera respuesta fue negativa. 11.378 fueron los aficionados que acudieron al templo de Martiricos en la noche de ayer frente a la Ponferradina. Siguiendo con esa desescalada del número de hinchas en el estadio cada fin de semana, la jornada 31 ya puede catalogarse como catastrófica en cuanto a la entrada se refiere. Fue la respuesta más llamativa a lo que el equipo había estado demostrando en el terreno de juego las últimas semanas.

También hay que mirar el aspecto positivo. Una vez más y a pesar de su escaso número, la afición blanquiazul llevó en volandas a los suyos. Desde el minuto 1 estuvieron pidiéndole al equipo que se lo dejara todo para conseguir los 3 puntos, y aplaudió cada segundo de esfuerzo de sus jugadores. En la segunda parte llegaría el momento cúspide, pues en los últimos 10 minutos comenzó a rugir la grada de forma incesante. Era el grito de desesperación de una afición que veía cómo su equipo tenía que conseguir sacar la victoria.

Gracias a ello, el Málaga consiguió embotellar a la Ponferradina en su área, aunque sin premio. Otro fin de semana en el que no hay ni un solo pero a los hinchas blanquiazules. La Rosaleda jugó con menos aficionados en sus gradas, sí, pero volvió a superarse como en cada una de sus citas con el fútbol. Un punto que significó estar un paso más cerca de conseguir la permanencia jornadas antes de la finalización del curso.

El equipo celebra junto a la afición | MCF