Malagueños y señores en el fútbol español

Anoche en La Rosaleda se vivieron momentos de emociones encontradas y sentimientos desde lo más hondo del corazón malaguista. El minuto de silencio por el fallecimiento del padre de José Muñoz, administrador judicial del club malaguista, fue de un silencio atronador y el respeto de la grada blanquiazul en este momento de profunda tristeza para toda su familia, un fiel y revelador ejemplo de los valores que inundan la misma.

Lo dijo Manuel Pellegrini, entrenador histórico para el malaguismo militante cuando la vida le hizo pasar por un trance semejante: “jamás olvidaré este momento ni el respetuoso silencio de nuestra afición para mi padre”.

No me cabe duda que mi buen amigo Tomás Jesús Muñoz, su hermano y demás familia así como sus seres queridos, nunca olvidarán tampoco lo vivido anoche en Martiricos para la memoria de su señor padre José Muñoz, q.e.p.d.

Pero la noche nos iba a traer emociones deportivas con una intensidad extraordinaria y no me cabe duda alguna que el malaguista José Muñoz, desde su tribuna celestial, empujó junto a Viberti, Migueli, Américo, Juan Gómez “Juanito” y tantos otros buenos malaguistas que se nos han ido recientemente en cada uno de los goles costasoleños.

Tras un primer tiempo con más dudas que clarividencia futbolística, los de Sergio Pellicer entraron en la segunda mitad con el cuchillo entre los dientes frente a un Leganés que adoptó la idea que ampara los Premios Goya, mientras peor sea la película más premios le concede la Academia del cine español.

Un sinfín de malos actores en caída libre que si como futbolistas entregaron la cuchara sin pelear en demasía en el segundo acto, como intérpretes dejaron mucho que desear. Puestas así las cosas pasaron muchos minutos, demasiados diría yo, hasta que con el empuje de la excepcional grada de La Rosaleda los malacitanos lograron el primer gol del eterno Rubén Castro.

Los viejos rockeros nunca mueren y anoche me comentaba mi amigo Agustín Varela, compañero de Radio Marca Sevilla y bético hasta la médula que Rubén Castro aún podría jugar en el actual  Real Betis. Le interpelé que su temporada no estaba siendo brillante precisamente y me contestó: “dejadlo ahí Antonio, sobre el césped, ahora más que nunca”.

El gol se celebró en la excelsa parroquia malaguista como si cayese agua de mayo y la celebración del equipo, los suplentes y el “mister” fue propia de lo que hay en juego: “Nada más, y nada menos, que la permanencia del Málaga CF en la categoría de plata del fútbol español”.

De ahí hasta el final no hubo más señales de peligro de los pepineros, salvo el miedo que nos da a todos cualquier atisbo de reacción del adversario esta temporada. En el último instante del partido un saque de esquina para el Leganés, al que subió a rematar hasta el cancerbero Riesgo, hizo justicia al conjunto de la capital de la Costa del Sol y al argentino Chavarría.

Su mano a mano con el guardameta del cuadro madrileño no encontró premio por una genial intervención de éste, el rechace de la defensa malaguista al córner siguiente. Sin Riesgo bajo los palos y cumplido ya los agónicos nueve minutos de descuento del colegiado, sumó uno más a los ocho iniciales, Chavarría ponía un broche de oro con el segundo gol malaguista ante un rival en problemas al que se le ha ganado también el gol average.

Euforía, ilusión, fe, esperanza en el milagro, llámenle como quieran, pero la piña de todo el equipo al finalizar el encuentro y la afición cantando el himno a capela nos puso los pelos de punta y erizó el vello.

Ahora toca pensar que nada se ha conseguido aún, salvo seguir vivos que no es poca cosa desde luego. El Málaga tiene varias finales que disputar y todas seguidas. 27 puntos en juego que empiezan con una finalísima en Andorra, aunque no lo parezca rival directo por la permanencia.

Ganar en el Principado nos daría confianza y fe en el objetivo principal además de un extraordinario impulso para ganarle al Villarreal B después. LaLiga Smartbank empieza de verdad para el malaguismo desde la próxima jornada, hay que ganar, ganar y volver a ganar, Luis Aragonés dixit.

“Malagueños y señores en el fútbol español”, quedó muy claro anoche amigo Tomás Jesús, ya te habría gustado tener la mitad de estos fieles en alguno de tus partidos decisivos de golf, ¿verdad?, no te mereces menos.

“MEMORIA, COMPROMISO Y FE!, sobre todo esto último.