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Primer cumpleaños de una tarde mágica

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Foto: Radio MARCA Málaga

Se cumple una vuelta al sol desde que Roberto metiera al Málaga CF en la final del playoff. Primer cumpleaños de una tarde mágica.

Qué rápido pasa el tiempo. La temporada 2024/2025 ha pasado volando pese a que el último tramo haya sido un poco más tedioso. Cualquier aficionado malaguista cerrará los ojos, sentirá el calor del mes de junio y automáticamente se trasladará a las gradas de La Rosaleda con la sensación de que hay -algo grande en juego. Y el ‘Tracamatraca’ sonando en los altavoces. O quizás se visualiza en la recta de Tribuna recibiendo el autobús del equipo. Qué mes de junio de 2024 vivimos. Intenso, agobiante, generador de lágrimas y sonrisas… y con un final feliz. Pero antes del final feliz en Tarragona, hubo un nudo difícil de desenredar, el Celta Fortuna.

Hoy, 8 de junio de 2025, se cumple un año de aquel Málaga CF 2 – 1 Celta Fortuna. El encuentro, disputado un sábado a las 19:30 horas en La Rosaleda, venía ligeramente condicionado por un empate a dos en la ida. Genaro y Roberto vieron puerta en Balaídos para contrarrestar los tantos de Alfon González y Pablo Durán. Por cierto, futbolistas que a día de hoy han metido al primer equipo del Celta a competir en Europa. Por dimensionar un poco la entidad de los rivales a los que se midió el Málaga aquel día. Al cuadro boquerón le valía con ganar el partido o, en caso de empate, aguantar una prórroga sin necesidad de llegar a los penaltis.

El partido empezó dos horas antes con el recibimiento. Para mí, el mejor de la última década. Por la importancia del partido y los detalles del mismo recibimiento. Sin vallas y con total libertad para llevar el autobús en volandas, las imágenes que quedan de aquel momento son impresionantes. Eso sí, algunos descerebrados se encargaron de estropear la postal introduciéndose al autobús por una de las puertas laterales. Gracias a estos graciosos, las medidas llevadas a cabo por la Policía de cara al recibimiento ante el Nástic fueron mucho más restrictivas. Recuerdo las caras de los jóvenes jugadores del Celta Fortuna pisando el césped de Martiricos y escuchando el estruendo que procedía desde fuera del estadio. No sabían la que se les venía encima.

El guión del partido fue de película. Con una Rosaleda llena hasta la bandera, los pupilos de Pellicer salieron midiendo al rival. Sobre todo, con la idea clara de no encajar ante un equipo muy vistoso como el filial vigués. Pues la primera, en la cara. Alfon recorrió la banda izquierda en el 16′ de juego para abrir la lata con un golazo y sembrar dudas en el cuadro boquerón. Desde este minuto hasta el descanso, bloqueo total en las filas costasoleñas. El partido se marchó al descanso y el entrenador local se vio obligado a recomponer el equipo. Realizó dos cambios que fueron completamente determinantes. Einar Galilea y Kevin, para dentro; Nelson Monte, totalmente superado por los delanteros celtistas, y Ferreiro, para fuera.

Kevin se echó el equipo a la espalda y demostró, muy posiblemente, su mejor nivel vistiendo la camiseta blanquiazul. Pero lo de Einar Galilea fue… Einarbauer. El central vascó fue el MVP. Con un Málaga volcado en busca del empate, el ‘4’ malaguista secó a todos los jóvenes atacantes del cuadro visitante. Rápido al corte y fino en la salida de balón, los 45′ minutos de Galilea son para ponerlo en las escuelas. Cátedra. Alfonso Herrero también tuvo su cuota de héroe con una intervención milagrosa a Alfon. Los malacitanos salieron en la segunda mitad a por todas y, no se da mucho, pero ese día, Dios era malaguista. Cumplida la hora de partido, el rechace de un despeje de un zaguero visitante se topó con la pierna de Dani Lorenzo y provocó que el balón quedase a placer para que Roberto pusiera las tablas. Aquí ya cambió la película.

Los gallegos dieron un paso hacia atrás y el Málaga supo que ahí estaba la eliminatoria. De nuevo, aparición divina. Esta vez fue en el 88′. Centro cortito de Kevin que, sin presión alguna, Joel Lago fue a despejar con tan mala suerte de que el cabezazo le salió para atrás. ¿Y quién iba a estar ahí esperando el rechace si no era Roberto? El pontano empujó el balón para hacer estallar Martiricos y meter al cuadro andaluz en la final del playoff donde le esperaba el Nástic de Tarragona.

Ese día, el malaguismo fue realmente consciente de que el poder de la amistad iba a hacerlo. Tras el pitido final, jugadores y cuerpo técnico celebraron muchísimo la victoria sobre el verde con las 30.000 almas que les habían llevado en volandas. La noche de Tarragona evidentemente ocupa la primera posición, pero esta tarde también tiene un lugar muy especial en el corazón del malaguismo.

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