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El público se fue de La Rosaleda con el sabor agridulce de haber puesto contra las cuerdas al quinto de Segunda. El Málaga quiso meter mano a la Ponferradina, pero la falta de ideas en ataque jugó en contra de los malaguistas una vez más. A pesar de ello, las 24 horas de reflexión del domingo han dado validez al punto conseguido por los de Natxo González, que no tuvo reparos en admitir que se marchaba muy contento por el 0-0 ante los de El Bierzo. Una semana más de Liga SmartBank o una semana menos, como se quiera ver. Lo cierto es que el Málaga CF mantiene la renta con el descenso.
No era el objetivo, pero hay que estar satisfechos con la evolución del equipo en la guerra de la permanencia. De la Liga imaginaria de los ocho últimos clasificados, el Málaga es el tercero en racha. Solo superado con claridad por el filial de la Real Sociedad al que el propio equipo boquerón resucitó en Anoeta. Huesca, recién metido en el lío, Sporting; que huele mal, y Amorebieta junto al Fuenlabrada, amenazando con entrar en parada cardiaca, están junto al Mirandés, que sí ganó, y el desahuciado Alcorcón en la lucha por no bajar.
La distancia con el descenso es de siete puntos para el Málaga CF, por lo que la ‘equis’ obtenida ha hecho que el valor de ese punto se haya disparado. Tal y como ocurre con la gasolina en las últimas fechas. El Málaga sabe que puede asestar otro golpe este fin de semana contra el Fuenlabrada. Quedan once jornadas y ganar en el Fernando Torres dejaría otro cadaver en el camino, y ya serían tres. La distancia con el descenso se mantiene firme y lo que era una caída libre peligrosa se estabilizado con mucho esfuerzo. Queda por mejorar, pero este Málaga tiene mejor pinta por ejemplo que un Sporting que se ha hundido con Martí sin ir más lejos. El cinco de nueve tiene la culpa.
Escassi dispara sobre la portería de la Ponfe // Marilú Baéz