Un cúmulo de desastres. Así ha sido la temporada del Málaga CF. Partido tras partido, el equipo fue cosechando estampas humillantes acompañadas de golpes de mala suerte. Tan solo hubo durante todo el campeonato un número de partidos decentes, y se pueden contar con los dedos de una mano. El de ayer fue una caricatura de gol que define a la perfección lo que ha sido el año.
Corría el minuto 76. Sin haber creado ningún tipo de peligro sobre la portería de Óscar Whalley, el Málaga conseguía enhebrar una jugada que Víctor Gómez culminaría con una asistencia a Chavarría para que la introdujera en las mallas. No contó, pues estaba el argentino en posición antirreglamentaria. Y, ¿qué hay más malaguista que conceder seguidamente? Eso fue justo lo que ocurrió. Dos minutos más tarde, un balón en profundidad por banda derecha hacía que Escassi se esforzara sin éxito y que Pablo Clavería corriese solo hacia Dani Barrio. Perseguido por Víctor Gómez, asistió para que Josep Señé empujara el balón sin ningún tipo de reparo.
Para más inri, ambos jugadores implicados en la jugada tienen un pasado relacionado con el conjunto de la Costa del Sol. Clavería siendo integrante de las categorías inferiores y Señé habiendo sido pretendido por el club de Martiricos.
Un tanto de dejó al Málaga CF con muerte cerebral. Si bien tampoco había creado absolutamente ningún peligro en todo el encuentro, bastó con tratar de marcar el primero para que en la siguiente jugada encajara el club blanquiazul. Una caricatura de gol que define, de forma magistralmente precisa, lo que ha sido este equipo. Por suerte, todo queda en el pasado y los ojos están puestos en el curso 22/23.
