En Vigo hubo civil y criminal para el Málaga…

Unas palabras de Genaro encendieron la previa de los malaguistas antes de la visita del Málaga CF a Vigo. El partido con el Celta Fortuna era el primero del camino al ascenso a Segunda. “Iremos a ganar por lo civil y por lo criminal” y no engañaban porque los de Pellicer tuvieron de todo eso en Balaídos. El club vigués será un filial, pero los gallegos han sacado toda la artillería mediática de un equipo de Primera para hablar del equipo de Martiricos. Que si antifútbol, que si juego duro, que si perdidas de tiempo… madre mía, les va la vida en el ascenso. Y la verdad es que así lo prefiero, porque La Rosaleda tampoco hará prisioneros el sábado que viene.

Lo civil tuvo que ver con todo lo que hizo bien el Málaga. Los boquerones dieron la vuelta al gol inicial, que les sentó de lujo a pesar de todo. Casta para remontar y buena dirección desde el banquillo para ajustar lo que se había hecho mal en el primer tiempo. Dos goles y rabia para imponerse en un escenario complicado. Lo que más me gustó fue eso, ante una situación de presión volvió el Málaga de las primeras cinco jornadas, aquel que era capaz de parar y respirar hondo. Por desgracia, también hubo tiempo para lo criminal.

Los minutos finales volvieron a ser los de la inseguridad. El Málaga se encerró en parte por deseo y en otra por el equipo que tenía delante. Mal asunto y un empate que deja sabor agridulce. Aunque lo criminal estuvo más bien en las gradas ultras de uno y otro lado. Los de Málaga, que no representan al Málaga por mucho que digan, con sus insultos por las calles de Vigo y saludos nazis en una plaza donde la gente merendaba. Los de Galicia, que tampoco representan a todo el Celta, con sus ‘Puta Málaga’ y sus lanzamientos de botellas a periodistas y jugadores malaguistas. Ninguno se salva. En La Rosaleda iremos a lo nuestro, pasar de ronda y punto. Eso sí, que lo más criminal que veamos sea un gol de punterazo, por favor.