«¡Todos queremos más!»

Aprovecho la frase de Sergio Pellicer en sala de prensa a la conclusión del partido contra el Burgos, para titular este Con Rigor. Las palabras del técnico malaguista reflejan el sentimiento de todo el malaguismo. Teniendo en cuenta los errores de esta temporada que nos han llevado a temer por el descenso hasta hace un par de semanas, sería imperdonable que no se adoptaran decisiones en forma de fichajes y rescisiones de contrato, que eviten otra temporada de pánico al descenso.

El intrascendente partido de despedida ha sido el reflejo de todo el año de idas y venidas, de subidas y bajadas, de satisfacciones (las menos) y enfados (demasiados). Durante 80 minutos ante los burgaleses, el Málaga CF fue una caricatura de equipo, donde el portero Carlos López evitó una goleada mayor, y no fue hasta los últimos instantes de partido cuando, llevados por un arreón de coraje de los canteranos, se logró el empate definitivo y se llegó hasta a rozar la victoria. Traducido a la temporada regular, el ‘Santo’ Herrero, como su colega Carlos López en este último partido, mantuvo al equipo vivo en numerosas jornadas con sus intervenciones milagrosas en la portería; mientras que, futbolistas como David Larrubia, Luismi o el joven Chupete, tiraron de casta para tomar las riendas de un equipo carente de ideas, de juego y, sobre todo, de gol.

Pellicer tiene contrato en vigor una temporada más, pero queda claro por sus palabras en público, que no está dispuesto a volver a asumir un equipo en el que se repitan los mismos errores a la hora de confeccionarlo. Él es el primero que lo ha sufrido en sus carnes, y esperemos que fruto de esta experiencia, se haga valer en la reunión prevista para el martes con la dirección deportiva, el mismo estamento que no le reforzó el equipo convenientemente en verano, ni tampoco en invierno. Como ya he dicho en varias ocasiones, el estilo del técnico castellonense no es del gusto de todos, pero hay que reconocerle el mérito que tiene haber obtenido la continuidad en la
categoría en la que se ha tenido que enfrentar a auténticos transatlánticos, tanto por presupuesto como por plantilla, y en notable inferioridad de condiciones.

En cuanto a los jugadores que se van, debemos darle las gracias por los servicios prestados. Para gustos los colores, y no habrá unanimidad sobre quién debería seguir o no. Lo único cierto es que esta plantilla tiene que elevar su nivel, sí o sí, y dotarla de equilibrio. La meta debería ser traer futbolistas con caché en la categoría tipo Luismi y Herrero, para con los canteranos que ya han demostrado su valía formar un bloque competitivo y no tener que soportar otro año más en el que han sido chavales sin experiencia los que han asumido el papel que estaba fijado para los veteranos. Por cierto, tristemente, algunos futbolistas con contrato en vigor han demostrado que ni están, y ni se les espera. Vivamos el presente y este pasa por la necesidad imperiosa de confeccionar una plantilla acorde a la categoría, para no tener que pasar los apuros de la que acaba de finalizar. Fíjense que no hablo de mirar al ascenso, que ya quisiera yo, porque hay que ser conscientes de dónde venimos y que los dirigentes del club no han mostrado ningún tipo de ambición al respecto unido a la limitación que supone la dictadura de la interminable administración judicial.

Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, pues bien, durante los años que lleva aquí en la dirección deportiva, Loren Juarros ya ha cubierto el cupo de tropiezos. Habrá quien diga que los objetivos se cumplieron con un ascenso en la campaña 2023-2024, y la permanencia en la 2024-2025, pero no dejemos que las ramas nos impidan ver el bosque. Lo del año pasado fue un milagro, y lo de este no ha quedado muy lejos, por lo que para la campaña que viene pensar en conseguir tres veces seguidas un milagro se antoja imposible, por lo que habrá que trabajar para alcanzar objetivos reales y más ambiciosos. Como dice Pellicer, Todos Queremos Más.