Partido gris y complicado, estereotipo de encuentro ante un equipo vasco. El Málaga afrontó la segunda jornada de liga con la posibilidad de irse con un dos de seis en dos partidos jugados en casa. El partido suponía un punto clave en la temporada y así fue. Primera victoria y una semana más para construir, entrenar y crecer. El partido ante la Real Sociedad B no será el mejor de la temporada, pero, gracias al gol de Rafa, el equipo coge aire para visitar Gran Canaria.
Los primeros 15 minutos. Seguramente el juego ideal para Pellicer, y para todos. Por izquierda, un Joaquín Muñoz incisivo y agresivo que busca constantemente el uno contra uno. Por derecha, juntar a Puga, Dotor y Larrubia para, a través del juego combinativo, hacer daño. Otra consigna clave fueron los balones en largo, Pastor y Montero abusaron de ello para intentar colocar a los extremos en situaciones de ventaja. En este tramo el equipo blanquiazul voló y encontró hasta tres situaciones de disparo, dos de ellas peligrosas. La primera, el disparo de Joaquín que toca el larguero antes de salir. La segunda, la jugada individual de Larrubia por línea de fondo que acaba parando Fraga. Entre los 15 minutos de esta semana y los 30 de la anterior el Málaga suma 45 minutos de juego ideal de 180. Toca extrapolarlo a los 90 totales.
Qué falló en la primera parte. Lo primero, la posición de Dani Lorenzo. El interior izquierdo estuvo en tierra de nadie. Lejos del delantero para asociarse con él y lejos de los centrocampistas para que lo encontrasen en ventaja. Lo peor que se puede decir del ’22’ es que tuvo poca influencia y pasó desapercibido. Apenas 19 intervenciones en 45 minutos (una cada dos minutos). Lo segundo que falló fue la presión. El equipo se durmió ante las largas posesiones del Sanse y no fue capaz de crecer mordiendo. El equipo de Ansotegui encontraba siempre al hombre libre, Mikel Rodríguez. Dotor y Dani Lorenzo no entendieron bien cuando había que saltar y llegaban siempre tarde. Esto provocó el cambio en el descanso para presionar en 4-4-2 y estar más ordenado.
Los cambios agitaron el partido. En el descanso entró Chupe y aporto más colmillo en la presión, pero no fue capaz de cambiar mucho. En cambio, Lobete entró por Niño en el 57. Estuvo participativo y aportó energía al equipo, incluso fue el jugador que más chutó en todo el encuentro (cuatro tiros intentados). En el 67 llegaron los cambios clave, Ochoa y Juanpe juntaron al equipo con balón y encerraron al Sanse en su campo. En concreto el cambio de Juanpe aportó mucho: en 24 minutos tuvo 31 intervenciones, 3 pases largos, 3/5 en duelos y 1/2 en regates. Por último entró Rafa, que fue la gota que colmó el vaso. El canterano aporto músculo y en nueve minutos acertó todos sus pases y anotó un autentico golazo. Partido trabado y con tintes de empate que consiguieron sacar los jugadores que empezaron en el banquillo.
El partido se ganó en defensa. La línea defensiva estuvo increíble, por ello toca sacar la calculadora para ver y sumar datos. Puga firmó 10 acciones defensivas, 11/26 en duelos y 87 intervenciones. Pastor acabó con nueve acciones defensivas, 10/14 en duelos y 112 intervenciones. Montero hizo cuatro intervenciones defensivas, 2/2 en duelos y 91 intervenciones. Por último, Víctor finalizó con dos acciones defensivas, 3/4 en duelos y 80 intervenciones. En total la línea de cuatro el sábado juntaron 25 acciones defensivas, 26 de 36 en los duelos y 370 intervenciones con balón. Cifras espectaculares que dejan en claro que este año el equipo se construye desde atrás, tanto con balón como sin él.
El equipo consigue la primera victoria de la temporada aunque el juego siga aportando dudas. La baja de Luismi y las últimas semanas del mercado de fichajes aportan intranquilidad, pero toca centrarse. Ante la Real Sociedad B se vieron cuales son los pilares de esta temporada y toca crecer a partir de esto. El equipo debe usar los mimbres que ya existen, sobre todo en defensa, para acabar consiguiendo firmar partidos de un gran juego asociativo y creativo.