Cuando uno llega a la autoescuela, una de las primeras cosas que aprende es el tema de las luces: luz corta o de cruce para ver lo que está delante y luces largas para ver lo que viene bastantes metros por delante. Entre ese juego de luces me encuentro después del partido del Málaga ante el Granada. Por un lado, las cortas me hacen ver que este equipo ha firmado ocho puntos de doce posibles: mejor arranque de Pellicer con el equipo en Segunda y mejor arranque del club desde 2018 con Muñiz. Por otro lado, las luces largas me hacen pensar que este equipo ha sobrepuntuado un poco y que este nivel mostrado en las primeras fechas igual no sirve más adelante.
Contra el Granada llegaron antes los goles que el juego. Desperdiciar un 2-0 en casa es algo que me escama y que nunca le había pasado a Pellicer, experto en cerrar al mus cuando la cosa va de cara. No fue por cobardía, como algunos achacan. El empate, con sabor amargo, se produjo mitad por aspectos tácticos, como la entrada de Pascual o la posición de Faye, y mitad por temas físicos. Suerte tuvimos de poder rescatar un punto, visto lo visto.
El Málaga ha hecho cosas buenas estas cuatro jornadas, pero, mirando a largo plazo, el equipo debe seguir mejorando si quiere mantener este ritmo de ilusión. Especialmente en ataque. Sigo esperando y confiando en que este Málaga va a ser más valiente este curso, aunque todavía no haya encontrado la manera de hacerlo. Las luces cortas me tienen contento: Chupete ya enchufa, Juanpe parece otro, Joaquín tiene el picorcillo y tal. Por otro lado, no me termina de convencer todo. Ante el Eibar rozamos la derrota, una milagrosa chilena nos salvó ante la Real, y la suerte en forma de VAR nos ayudó en Las Palmas.
No se trata de ser negativo ni positivo, es hacer un ejercicio de realidad donde el resultado sea lo que menos importa a la hora de hacer la radiografía de lo visto hasta ahora. A ver qué nos depara el coche de Pellicer, o la Pellicereta, que dirían algunos. Luces largas o luces cortas en Huesca, un estadio que se nos da muy mal y en el que no hemos sido capaces de meter ni un gol. Bueno, sí, uno de Genaro que, como no se llamaba Mbappé, pues no valió.
