Menos mal que ahora jugamos dos partidos en casa
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Menos mal que ahora vienen dos partidos seguidos en casa para el Málaga CF. Lo dice uno así porque la imagen de las dos últimas salidas ha sido mala. No es tanto el resultado como la sensación de que tanto en Sanlúcar como en Algeciras, el Málaga pudo perder más que ganar. Especialmente en el Nuevo Mirador. Los de Pellicer se fueron sin disparar de verdad a portería. Prácticamente un lanzamiento semicomplicado en 99 minutos, obra encima de un chaval de 17 años, Antoñito Cordero. Pobre bagaje para un equipo que aspira a subir, sea directo o vía playoff. Da igual.
No me gustó el ataque de entrenador de Pellicer con cinco cambios con respecto al último partido. Entiendo que el míster quiera tener a todos enchufados, pero para eso ha tenido ya más de seis meses. Estamos en las jornadas finales y ya los resultados empiezan a valer más de tres puntos. Nos guste o no. El Málaga ha tenido siete meses para encontrar su once y su estilo. Variantes sí puede haber, pero volantazos en mitad de una curva me enseñaron a mi en la autoescuela que no era lo mejor.
Menos mal que ahora vienen dos partidos en casa para el Málaga CF, con su gente. Porque cuando al equipo le falta un poquito en La Rosaleda es el público el que se lo da. Ya sea en forma de ánimos, asustando a los rivales poco acostumbrados a jugar con 20.000 espectadores o liándosela al árbitros. Y cuidado, tanto Linares como Ceuta vienen jugándose la vida. Es lo que tiene el final de temporada, que el 90% de los equipos se la están jugando. No puede servir como excusa aquello de que el rival se la juega.
También se la está jugando el Málaga. No me gustó el partido y no me gusta la irregularidad del último mes. Es un partido para estar enfadados, la afición y los jugadores. Toca ganar dos partidos seguidos en casa. Si eso ocurre, en 15 días seguro que volvemos a tener el primer puesto a tiro. El objetivo a corto/medio plazo debe ser llegar a Córdoba con opción de superarlos en la tabla ganando allí.