DOS OREJAS Y HERIDO EN UNA COGIDA

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El torero pudo completar la faena sin problemas

El primero de la tarde embistió con brusquedad en la muleta, pero Fortes lo templó a base de suavidad y logró algunos naturales rematados. El de Virgen María fue a menos y la faena no pudo acabar de romper a pesar de la firmeza del torero, que acabó con circulares de mérito. Estocada sin puntilla. Vuelta tras petición. El segundo, de La Palmosilla, le desarmó en el recibo de capa, pero después Fortes galleó bien por chicuelinas para ponerlo en suerte. El comienzo de faena fue emocionante, citando de rodillas para hacer el cartucho de pescado y ligar una buena tanda de naturales. Hubo tres más, verticales y suaves, hasta que el toro se agotó. La faena había tenido poso y dejó magnífico sabor. Mató de estocada y hubo petición no atendida por el palco.

El de Victoriano del Río se quedó muy corto de salida en el capote. En la muleta le dio una fea colada por el derecho, de ahí que cambiara a la zurda y planteara la faena por ahí. Tragó a pesar de que el toro no humillaba ni se empleada y le avisó también por ese lado hasta en dos ocasiones. No tiró la toalla e incluso probó con determinación por la derecha. Mató de pinchazo hondo y fue ovacionado. El cuarto fue el de Victorino y le permitió dar algunos lances y media. El toro se empleó en el caballo y Fortes lo brindó al público. Comenzó la faena doblándose y llevándolo largo, a ritmo lento. La primera serie con la derecha fue rematada y redonda. También la segunda estuvo presidida por la cadencia y la profundidad en los muletazos. Cambió a la zurda y le cogió pronto el ritmo al toro luciéndose en un toreo ajustado. Al final de la faena volvió a la derecha para dar soberbios muletazos para completar una faena maciza. Pero todavía faltaba un ramillete de naturales excelentes para coronar una gran obra. Pinchó en un primer intento, resultando tropezado y herido. Le pidieron las dos orejas pero solo le concedieron una. Después de dar la vuelta al ruedo pasó a la enfermería, donde le apreciaron una cornada. El torero decidió salir a matar los dos que le quedaban.

El quinto fue el de José Vázquez, que manseó de salida y solo le dejó lucir en un quite por chicuelinas. En la muleta el toro estuvo medido y Fortes lo entendió bien, sacándole muletazos estimables con la derecha. El torero no hizo ni un gesto de dolor a pesar de estar herido y apuró hasta el final cada embestida del toro en una actitud de honradez y pundonor. El sexto, de Jandilla, se partió un pitón en el tercio de banderillas y fue devuelto. El sobrero de El Ventorrillo no se empleó en el capote. Fortes brindó a Nemesio, su apoderado y, sorpresivamente, comenzó la faena sentado en una silla y templando mucho. Esa suavidad sirvió para atemperar al toro y torearlo muy bien con la derecha. Muy seguro y firme, como toda la tarde, no escatimó esfuerzo hasta apurar al del Ventorrillo. Volvió a entregarse en la estocada.