Dani Martín pierde todo el crédito

La situación de José Alberto queda prácticamente finiquitada tras lo de anoche, pero hay que ir a más. No todo el peso tiene que caer sobre el banquillo y así lo comprendió la afición del Málaga, que repartió a diestro y siniestro conforme llegaron los goles del Ibiza. Y con ello creció la ironía y la mirada sobre la portería, donde en un equipo de fútbol profesional no te pueden meter una manita en casa bajo ningún concepto. El vestuario tirita y Dani Martín pierde el crédito.

La cuesta empezó a elevarse con el 0-1 de Sergio Castel. Centro al área desde línea de fondo y, en segunda jugada tras una mala gestión defensiva colectiva, el asturiano tiene buena capacidad de reacción, pero su palmeo no fue suficiente. Esta es la frase que más se repite al analizar las dianas encajadas. «No fue suficiente». Sucede en los dos goles de Cristian Herrera y en el definitivo de David Goldar, puesto que en el de Gonzalo Escobar da la impresión de que ni se espera la puntera del argentino ante la segada de Pey.

La mala suerte condicionó el 0-4

La gota que colmó el vaso llegó con el 0-4. Falta lejana, aunque de buen perfil para lanzarla directa. El golpeo del ’21’ visitante fue hacia el palo defendido por la barrera, pero impacta en la espalda de Ramón, lo que modifica toda la trayectoria del cuero. Aquí es donde llega el quid de la cuestión. La mala suerte también quiso ser protagonista, le condiciona por completo. Cuando quiso despejar de puños el contacto del ‘6’, el balón ya estaba casi a la altura de su rostro, no tiene el tiempo suficiente de impulsarlo hacia delante. El término «cantada» está al gusto del personal, se le puede pedir mucho más. Y todo hay que decirlo. Si no es por él, se hubiesen contado algunos dedos de la otra mano.

¿Y qué es lo peor más allá de recoger el esférico de tu portería? Lo mental. Las pitadas hicieron melodía en las gradas cada vez que el ’13’ entró en el juego y el asunto está así. El cambio tiene que ser a todos los niveles. El Málaga lleva echando de menos a un guardameta indiscutible y de garantías unas cuantas temporadas. Esa figura tiene que ser prioridad absoluta y mayúscula en el próximo mercado veraniego, de momento habrá que convivir con el rendimiento… no con las preferencias. Dani Martín pierde el crédito y esto es deporte de élite. A lo mejor es el momento de cambiar el apellido bajo palos.

La desesperación invadió a Dani Martín | Marilú Báez