@JuanjeFernandez || Víctor llegó, vio y venció en Alcorcón. El madrileño besó el santo en Santo Domingo en el mejor debut de un entrenador del Málaga CF en su historia. El nuevo preparador malaguista se une al exclusivo club al que hasta ayer solo pertenecían Manuel Pellegrini y Javi Gracia. El madrileño derribó todos los muros que tenía por delante y casi roza la perfección en un partido que los malaguistas dominaron de principio a fin. El primer ladrillo en caer del muro fue el de los goles. El Málaga se desquitó anotando cuatro por primera vez en todo el curso, por primera vez en casi dos años y por primera vez, lejos de La Rosaleda, desde hace siete campañas. Uno goles que llegaron con estreno para Ontiveros, por partida doble, y Renato Santos que todavía no habían marcado este curso.
El siguiente ladrillo fue el de la moral. El Málaga se disfrazó de equipo valiente y atrevido. Así se pudieron ver gestos técnicos que de bella factura que eran impensables hace unos días. Las bicicletas de Ontiveros, la chilena de Ricca o la vaselina de Renato eran acciones casi olvidadas entre los seguidores malacitanos. A pesar del gol de Juan Muñoz al borde del descanso, el Málaga hizo gala de una moral ganadora para salir en el segundo tiempo a sentenciar el partido cosa que consiguió antes del 55’. Además el equipo apenas concedió y Munir, que ganó la batalla a Kieszek en la portería, apenas tuvo trabajo.
Quedará pendiente para la próxima jornada una de las pocas tareas que Víctor no ha podido cumplir en su debut. Ganar en casa. El Málaga recibirá al Mallorca con la intención de enterrar de una vez por todas una crisis en Martiricos que se prolonga ya durante los últimos tres meses y que ha llevado a los blanquiazules a sumar cuatro de los últimos dieciocho puntos en juego como local.
